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La poesía flamenca de Manuel Patricio

Carlos Galán (comentario)
Catedrático de improvisación en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Compositor y director del grupo Cosmos 21
Manuel Patricio (poemas e introducción)
Poeta



(Nº 39, Verano, 2020)


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POESÍA


Sumergiéndonos en la poesía flamenca de Manuel Patricio
Carlos Galán

Escribía recientemente que el flamenco es, ante todo, ritmo y energía. Y eso se aprecia en cualquiera de sus costados clásicos (cante, toque, baile), como en los diferentes lenguajes que se han ido adhiriendo en los nuevos tiempos (mundo del espectáculo, vestuario, accesorios…). Este fascinante idioma artístico es inseparable de ambos elementos. Y la poesía, como parte indisoluble del cante, no puede quedarse al margen.

Manuel Patricio nos sumerge en el mundo poético del flamenco con un ramillete escogido de versos de una colección que es más nutrida y que, por ponerle un debe a su selección, ha dejado en la orilla poemas con los que debíamos navegar los aficionados a ambos mundos, el flamenco y el poético (que en el fondo son uno).

Y como el flamenco, su colección es un crisol en el que, en base a una docena de palos bien contrastados, conviven formas poéticas muy disímiles: desde el pareado simple del romancero a la lorquiana expresión del jaleo o la nana, del aforismo sentencioso, rayando en la poética del haiku (de las dos tonás), al recurso del estribillo que martillea las sienes (de la zambra) o, directamente, el acudiral verso libre de las marianas.

Patricio tiene la virtud, además, de no pretender ejercer de letrista para el cante. Escribe y sus versos brotan espontáneos, llenos de frescura y vigor. Y por eso llevan la música adherida a cada sílaba y verso. Además, desde el conocimiento y ensimismamiento en cada palo, cual moderno restaurador de la nueva cocina, en su fogón poético, cuece poemas logrando una abstracción que le aleja de lo popular, para alcanzar la creación pura. La misma que lograban Antonio Chacón, Enrique el Mellizo, Ramón Montoya, Vicente Escudero o los más modernos Paco de Lucía, Morente, Galván o Niño de Elche. Bebe de la fuente popular para generar su discurso propio, que podrá y deberá escindirse de lo ortodoxo. Pero es que en su fragua, cual caleidoscopio artístico, encuentra una mixtura que eleva la heterodoxia al plano de la creación sin marcos. No tiene problemas en sumergirse en la regularidad de la cuarteta de octosílabos (de los tientos por tangos, la petenera de Sarasate o el Romance), proponer un compás alterno, alternando estrofas en heptasílabos con pentasílabos (zambra o estribillo de la milonga), o la medida libre (como en la toná).

Es más, el ritmo está garantizado por ese galopar de versos, que lo mismo muestran la regularidad de las cuartetas (tonás, romances, peteneras, tangos, nanas y tientos), o la alternancia de cuartetas y tercetas (jaleos), la conjugación sabia de versos de 4 o 6 con versos sueltos (milonga) o la más elaborada fórmula de la petenera de Sarasate (con el palíndromo numérico de 5-4-3-4-5 versos). Bueno ya dijimos de partida que el ritmo es sustancial en todo lo que se llame flamenco.

En cuanto a la energía, repasen sus verbos, sustantivos, silencios…

Esta pequeña colección es intensa y contundente. Y redonda. Como el hecho de empezar con la toná chica y cerrar con la toná grande. Grande como es este mundo poético flamenco de Manuel Patricio


A modo de introducción
Manuel Patricio

Los 12 poemas que siguen forman parte de mi libro titulado “Se canta lo que se siente”. Todos ellos ajustados a palos del flamenco: es una manera de sentir. Soy hijo de padres malagueños emigrados a Catalunya; mi padre cantaba por malagueñas inventadas y verdiales jocosos cuando trabajaba, o dormía con la nana del carpintero a mis hermanos. Pero, más allá de toda explicación, ese sentir lo considero una cordialidad sentimental.

Bastantes letras tradicionales de los cantes flamencos son poesía en bruto o incluso, dicen algunos antipoesía. Puede ser, pero lo cierto es que hermosean gracias a la belleza profunda de la música, a interpretaciones magistrales, a improvisaciones genuinas y a su adaptación a todos los repertorios emocionales. Según el folklorista Demófilo: “Las coplas populares no están hechas para «venderse», ni aun para «escribirse»; por lo tanto, es imposible juzgarlas bien no oyéndolas cantar”.

Estos versos son una tentativa más de entrever nuestras vidas como tiempo encendido a compás andaluz: con llamas de lo inefable, con ascuas de pasiones, con rescoldos del dolor. Así nuestras existencias, tan comunes y exclusivas a la vez.

“Lo más íntimo es lo más universal”, decía don Antonio Machado.

 

* * *

 

CÓMO SABERTE
Toná chica

Hoy pongo mis manos
en tu nombre
porque quiero tocar
cómo saberte.

 

ENCIENDO PAPEL DE SEDA
Tangos de Granada

En mi cueva de Guadix
yo tengo una chimenea
que te escribecon el humo
lo que mi fiebre marea.

Te mandé a decir
con cartas de humo:
ya puedes venir.

Mientras me siento a esperar
enciendo papel de seda
y me pongo a desnudarme
al olor de la candela.

Me voy a dormir
que tú no viniste:
y yo no sé ir.

 

ROMANCE DE MANUEL MORALES

Estaba Manuel Morales
a la puerta de la cueva
viendo sus niños correr,
descalzos por la vereda.

La Amparo agua las gachas
removiendo el sartenón
y contando con los dedos
raciones de a cucharón.

Así no pueden crecer,
sin alpargatas ni escuela.
Hay que buscar otra vida
aunque sea en la frontera.

A buscarla se marchó,
en un vagón de madera,
a Cataluña lejana
donde el cuñado prospera.

Y la cuchara de palo
se ajustó a la fiambrera,
el salario a la cartera
y los niños a crecer.

Una “derbi” y un sombrero:
va la mujer con pendientes,
a la grupa, como en jaca,
con el pelo volandero.

La Amparo mira el arroz
con gambas y pollo frito,
ya no cuenta las raciones:
que repitan los mocitos.

A Guadix, sin estaciones,
con el seat y los calores:
a encalar la cueva vieja
para ir de vacaciones.

 

ESTA CASA TIENE CUNA
Nana

Esta casa tiene cuna
y mi niño una almohada.

Para poderte lavar
hay agua dulce.
Para darte de mamar
leche templada.

Esta casa tiene cuna
y mi niño una almohada.

Para ponerte a dormir
sábanas limpias.
Y para hacerte soñar
noche callada.

Esta casa tiene cuna
y mi niño una almohada.

 

DE TANTO LEVANTAR PUENTES
Petenera grande

Para Josep M. Rovira-Brull

Dime amigo lo que sientes
cuando te duelen las manos
de tanto levantar puentes
para que suban los llanos.

Que nadie lo vea extraño
el que tus puentes no tengan
ni barandas ni peldaños
que tus puentes son de vuelo
con las pendientes que cuelgan
entre la frente y el suelo.

Pintor de llanos calientes
que nunca pintas respuestas,
dime amigo lo que sientes,
siempre con el puente a cuestas.

 

MADRE DE COLONIA FRESCA
Marianas

Tiene la madre un suspiro
empapado de calostros y pezones,   
de preñada con sus duelos.
El parto, sudores, preguntas, doctores.

Los niños crecieron,
cuántos besos en miradas se gastaron
y tú siempre repartiendo,
madre de mi alma bordando el consuelo.

Van las noches despeinadas
salpicando las esperas con recelos:
los hijos, su estrella, no duermes pensando.

Los temores por la puerta ya han salido
que el mocito te volvió.    
La casa tranquila, almohada serena.
Tu niña soñó.  

Dale a la esponja y espuma el jabón
madre de colonia fresca  
del peine y la raya.
Si tus niños se ensuciaron
con besos de agua
los lavas, los lavas.

 

UNA TARDE EN EL HAMMAM
Zambra

Me voy para los baños,
con mi aceite de romero,
a bañarme en agua tibia
para que me brille el pelo.

No puedes venir
a verme alisar
que me peino sola
por verme peinar.

Con un vestido de aceite
y mi pelo por collar
bailo la zambra desnuda
con tacones de volar.

Con los brazos hago lunas,
con los pies no toco el suelo
y con las manos abiertas
bebo el aire con los dedos.

No puedes venir
a verme danzar
que yo bailo sola
por verme bailar.

Y cuando escampa la tarde
me coloco mi pañuelo
y me voy para mi casa
paseando con mi celo.

 

PENSÁNDOTE LA RESPUESTA
Tientos por tangos

En la puerta de tu casa
no tiene por qué haber llave
que cuando vengo llegando
ella sola se me abre.

Tu blusa huele a ventana
con los postigos abiertos
donde mis manos se llenan
con el aire de tus pechos.

La tarde sabe a manzana
cuando empujo tu cintura
como si fuera una rama
moviendo tu arquitectura.

Y en tus sábanas revueltas
me dejo una mancha puesta
para que puedas lavarla
pensándote la respuesta.

En la puerta de tu casa
no tiene por qué haber llave
que cuando vengo llegando
ella sola se me abre.

 

JALEO LORQUIANO
DEL CEREZO Y DE LA AMANTE

Tiene la cueva un cerezo
de cerecitas “morás”
donde se sube la amante
cuando le toca esperar.

Desde la rama de en medio
por una raya de sol
asoman sus ojos limpios
brillantitos de calor.

Anda jaleo, jaleo,
ya se subió a lo más alto
y ahora empieza el bamboleo.

Pintor que vives manchado
de los colores perdidos
píntale a esta mujercita
cerezas en el vestido.

Para que no tenga duda
de que la han visto mordiendo
la fruta roja del tiempo
en el cerezo encendido.

Anda jaleo, jaleo,
ya se subió a lo más alto
y ahora empieza el bamboleo.

Que después todo se quita,
apretados los olores:
las manchas de las cerezas
y el vestido de colores.

Anda jaleo, jaleo,
ya se subió a lo más alto
y ahora empieza el bamboleo.       

 

TE ESCRIBO PARA CONTARTE
Milonga para Miguel

Te escribo para contarte
lo que alguna una vez pasó
sin saber cómo ni cuándo.
Mi niña se fue a crecer
después que tú la pintaras
con un lápiz de pastel.

Y es que un buen día nevó
en la melena de Helena
despeinada por el daño
de jugar a ser mayor.

Y al escuchar tu serrana:

La nieve por tu cara
pasó diciendo
donde no hago falta
no me detengo.

Tu serrana la peinó.

Y otro día cualquiera,
de esos que pasan volando
como si fueran un tango,
cuando la tarde se va
a dejar la noche abierta,
llamó una voz a la puerta
de su nocturno de amor.

Tus tientos, que bailan tangos,
se pusieron a silbar:

Tú te tienes que quedar
temblando como las ramas
cuando el pájaro se va.

Y se fue a peinar temblores.

Eso es lo que pasó.

 

EL MAREO SOLITARIO        
Petenera de Sarasate

Por si tú quieres bailar
cuando tus ojos se callan
empapados de mirar
ponte zapatos de hierba
y los brazos de volar.

Con tus manos en bandeja,
con tus pechos de tocar.
Dile a tu sombra que vuelva
cuando vayas hacia atrás.

Y una vuelta y otra más
como si fueras de rueda
con su mareo y su azar.

Ponle a tu pelo de loca
una fuente de cristal
de las que mojan el agua
con sus chorros de esperar.

Por si tú quieres bailar
cuando tus ojos se callan
empapados de mirar
ponte zapatos de hierba
y los brazos de volar.

 

ERA MIEDO A PERDERME
Toná grande

Era miedo a perderme
camino de tu nombre,
como se pierde la luz
dentro del agua.

 

 


Escrito por Carlos Galán y Manuel Patricio
Desde España
Fecha de publicación: Verano de 2020
Artículo que vió la luz en la edición nº 39 de Sinfonía Virtual
www.sinfoniavirtual.com
ISSN 1886-9505



 

 

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