A principios de los años setenta, Barcelona era un páramo en cuanto a localizar rarezas de música clásica y no teníamos para ello la inestimable ayuda de Internet. Era muy joven y hacía poco que había adquirido un LP con las dos leyendas para piano de Franz Liszt, San Francisco de Paula caminando sobre las aguas y San Francisco de Asís dando de comer a los pájaros, que me habían impresionado vivamente.
Un día entré en una tienda que sí se distinguía por tener de tarde en tarde alguna originalidad y leí en el contenido de un vinilo Jesús andando sobre el agua de Franz Liszt. Con la precipitación que padecimos algunos jóvenes poco prudentes cogí el disco de inmediato, antes de que otro melómano se hiciera con lo que a mí me parecía una preciada mercancía. Al llegar a casa, más sosegado, pronto caí en la cuenta que de Liszt nada de nada y recordé aquello de que la alegría en casa del pobre dura poco.
Rosemary Brown (1916-2001) nació en Londres. Aunque se ganaba la vida como cocinera en un colegio, a finales de los años sesenta apareció por televisión asegurando que apenas tenía conocimientos musicales, pero que se le aparecían célebres compositores musicales fallecidos que le dictaban nuevas obras y que ella, en calidad de medium, transmitía para disfrute de melómanos. El primero que se apareció fue un hombre alto, con sotana, que resultó ser el abad Liszt dictándole Jesús andando sobre el agua. Pronto también desfilaron Chopin, Schubert, Beethoven, Grieg, Brahms, Bach, Mozart, Debussy y Rajmáninov.
Estos fenómenos presumiblemente paranormales siempre gozan del agrado de personas crédulas. Incluso se ha dicho que Leonard Berstein visitó a Rosemary Brown en su casa de Londres, quedando muy sorprendido de todo lo que escuchaba, aunque luego se ha sabido que la médium creció rodeada de un ambiente musical intenso y que recibió clases de piano durante tres años como mínimo. En YouTube tenemos la oportunidad de escuchar varias de estas composiciones y cada una tiene el estilo del pretendido compositor.
Escribí una vez que Juan de la Rubia posee una perfecta mimesis bachiana, por ejemplo: en la presentación de su disco con obras del compositor alemán en La Quinta de Mahler pidió a dos personas del público que cada una le dijera una nota. Una le dijo 'la' y la otra 're bemol'. Como músico sé que el la y el re bemol no se relacionan con facilidad, pero él, con buen criterio, dedujo que el re bemol actuaría como do sostenido (que como sabrá el lector suenan igual). Entonces tejió a la manera de Bach un preludio de espléndida factura basado en ambas notas. Es decir, que hay músicos que tienen la cualidad de imitar a otros sin creer que les dictan desde el Más Allá. Tal vez Rosemary Brown se lo creyera. En cualquier caso, lo que sí tuvo fue un gran talento. El London Contemporary Music Festival le ha dedicado una de sus jornadas y, como de costumbre, esas obras no han dejado a nadie indiferente.