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Albéniz flamenco de José María Gallardo
y Miguel Ángel Cortés

Norberto Torres Cortés
Universidad de Cádiz



(Nº 47, verano, 2024)

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DISCOGRAFÍA


José María Gallardo & Miguel Ángel Cortés, Albéniz Flamenco, Air Music Group, Sevilla, 2023

 

Al referirse a la música española, la guitarra clásica es, desde hace décadas, sinónima de un repertorio fijo de un puñado de compositores y un puñado de sus obras. Como botón de muestra, citamos el impactante Lp Popular Classics for Spanish Guitar que el inglés Julián Bream (Reino Unido, 1933-2020) grabó en 1962. Fue varias veces reeditado durante varios años en diferentes países, con obras de los españoles Torroba, Turina, Albéniz, Falla, El Testament d´Amalia arreglado por Miguel Llobet, y dos piezas del brasileño Villa-Lobos. Su “compadre”, el australiano John Williams (Melbourne, 1941), con quien grabó míticos discos a dúo, otro de los “best of the spanish guitar”, dedicó en 1981 un disco entero con sus propios arreglos de piezas de Albéniz, Echoes of Spain. Albéniz, Falla, Granados, Rodrigo, Turina y Torroba son nombres que el gran público a nivel internacional asocia de inmediato a la guitarra clásica española. Y si acotamos aún más, Albéniz, Falla y Rodrigo con su Concierto de Aranjuez, figuran sin lugar a dudas, como eternos clásicos de la música española.

Albéniz, un clásico flamenco

Si nos ceñimos al pianista Isaac Albéniz y la guitarra española, clásica y flamenca, tampoco caben dudas que, junto a Granados y Manuel de Falla -otros pianistas-, es el compositor preferido y más interpretado por los guitarristas. En este sentido, “Asturias (Leyenda)” es seguramente su obra más popular entre los flamencos, de la que “robaron” pronto su arpegio de introducción para convertirlo en falseta por granaína, al utilizar la técnica flamenca del pulgar-índice en la mano derecha, y evocar la cadencia andaluza en la melodía de la mano izquierda. El tocaor y concertista de guitarra flamenca Luis López Tejera “Luis Maravilla” (Sevilla, 1914-Alicante, 2000) publicó incluso en 1952 una transcripción editada en Madrid por Unión Musical Española que fue en su momento la transcripción de referencia. Una obra con tanta popularidad e impacto en la guitarra clásica como la rumba “Entre dos aguas” de Paco de Lucía para despertar vocaciones por la guitarra flamenca.

Aclamadas por los guitarristas desde que las plasmaron en la segunda cara de la interpretación del Concierto de Aranjuez por Paco de Lucía, tenemos por otra parte las transcripciones de Juan Manuel Cañizares para tres guitarras de “Triana”, “Albaicín” y “Puerto” de la Suite Iberia, que grabaron en 1991 el trío Paco, su sobrino José María Bandera y Cañizares. Continuó en esta línea de transcripciones el que los flamencos llaman con admiración y cercanía “El Cañi”, realizando en 1999 para el sello Nuevos Medios sus versiones de la Sonata para piano n.º 3, Opus 68 y de la Sonata para piano n.º 5, Opus 82 de Albéniz. Prosiguió en 2007 para Sony-BMG esta labor con la grabación de su versión completa de la Suite Iberia. En esta línea clásico-flamenca de versionar para guitarras a Albéniz podemos situar Albéniz Flamenco, del dúo José María Gallardo y Miguel Ángel Cortés.

José María Gallardo

El dúo clásico-flamenco formado por José María Gallardo y Miguel Ángel Cortés no es nuevo en el ruedo guitarrístico. Miguel Borrull Castelló (Valencia, 1864-Barcelona, 1926) o Ramón Montoya Salazar (Madrid, 1879-1949) ya tocaban a dúo con colegas de la guitarra “a lo fino” a finales del XIX y principios del XX. Entre este tipo de dúos clásico-flamencos, célebre fue en su momento el matrimonio Emilio Pujol (La Granadella -Lérida-, Barcelona, 1980) y Matilde Cuevas (Sevilla, 1888-Barcelona, 1956). José María Gallardo del Rey (Sevilla, 1961), formado en el Conservatorio de Sevilla en guitarra clásica con América Martínez, incide siempre en las entrevistas que concede en su temprana cercanía a la guitarra flamenca, gracias a su madre que buscó a un guitarrista flamenco para que le diera sus primeras clases de guitarra, lo que le permitió entender y asimilar tempranamente el lenguaje del flamenco. Comprehensión que le permitió abordar la música española con otra perspectiva, y que le enriqueció como guitarrista clásico. En tal sentido, en una comunicación presentada en Sevilla en 1996 con motivo del XXIV Congreso de Arte Flamenco, comentaba que “La técnica de la guitarra flamenca, en cualquiera de sus consideraciones, es un factor importantísimo a tener en cuenta para mí, como guitarrista clásico. La velocidad al servicio del aire, la claridad cristalina de los arpegios, son, por nombrar dos, conceptos que fomentan, consciente o inconscientemente, los perfiles de la musicalidad”. Nada extraño que con Félix Grande como amigo común, fuera el guitarrista elegido por Paco de Lucía -y recientemente por Tomatito-, para que les pusiera el Concierto de Aranjuez y dirigiera la orquesta en la primera gira de Francisco Sánchez Gomes “Paquito de Algeciras” con este concierto en programa, concretamente en Japón. Ocurría a principios de los 90 del siglo XX. Poco tiempo después, en 1993, realizaba otra colaboración con otro concertista cumbre de la guitarra flamenca, Rafael Riqueni (Sevilla, 1962), interpretando y grabando a dúo la Suite Sevilla, composición de Riqueni para evocar Sevilla sobre el modelo de los cuadernos de la Suite Iberia de Albéniz. Compositor con un catálogo de más de un centenar de obras, la impronta del flamenco desde una perspectiva y concepto que calificamos de “sevillanista”, aparece en José María Gallardo en no pocas ocasiones.

Miguel Ángel Cortés

La colaboración entre José María Gallardo y Miguel Ángel Cortés (Granada, 1972) no es nueva. Ya grabaron y giraron como dúo de guitarras clásica y flamenca con Lo Cortés no quita lo Gallardo, CD producido en 2015 que reunía nueve composiciones evocadoras de lo flamenco desde la música española contemporánea para guitarra, firmadas por los dos, y la marcha “Amarguras” de Manuel Font de Anta, “himno”de la Semana Santa sevillana. Miguel Ángel Cortés forma parte de la escuela granadina del toque, aquella ubicada precisamente entre lo clásico y lo flamenco, desde Francisco Rodríguez Murciano “El Murciano” (Granada, 1795-1848), uno de los pioneros de la guitarra pre-flamenca de concierto, con una estética construida sobre todo en una nueva propuesta con los arpegios como alternativa a los rasgueados, cuidando la limpieza de sonido, y que continuaron artistas guitarristas como Antonio Barrios “El Polinario”, su hijo Ángel Barrios, Manuel Jofré, José Cuéllar Casanova “Hijo de Salvador”, los hermanos Ovejillas”, Manuel Cano, su hijo José Manuel Cano Robles, Alfredo Mesa, etc. Estética y concepto andaluz “a lo fino” de la guitarra flamenca que recepcionaron los tocaores gitanos del Sacromonte y fusionaron con su toque barbero de rasgueados para acompañar las zambras, con sagas célebres como la de los Habichuelas, o la propia familia de Miguel Ángel Cortés. Guitarrista versátil que ha cultivado con igual dominio las tres facetas del toque (acompañamiento del baile, del cante y la guitarra de concierto, con tres Cds de su autoría), ha intervenido en experiencias vanguardistas desde el flamenco, entre ellas el disco y la gira del Omega (1996) de Enrique Morente, o en la catalogada como “música antigua”, con su participación junto al cantaor Arcángel en el proyecto “Las idas y las vueltas” (2014) de la formación de música barroca Accademia del Piacere, liderada por el violagambista Fahmi Alqhai. Nada extraño que ambas guitarras, la de José María y la de Miguel Ángel, con lo clásico con base flamenca sevillana, y lo flamenco andaluz “a lo fino” con rasgueados de zambras, empastaran sin problema para formar uno de los dúos más originales de la guitarra española.

Albéniz Flamenco

Por lo resumido anteriormente se puede deducir que a estas alturas, interpretar a Albéniz desde la guitarra clásica o desde la guitarra flamenca y aportar una nueva lectura, tiene poco margen para innovar. Las transcripciones de piano a guitarra son ya numerosas, como el abanico de matices en las grabaciones. Quizá los dos guitarristas andaluces por este motivo hayan elegido recrear y glosar a Albéniz, más que grabar una enésima versión. Para ello se toman ciertas licencias que pueden gustar o no, como hizo Paco de Lucía cuando interpretó a Falla en 1978, y amplían la perspectiva de la lectura de Albéniz desde la guitarra flamenca, iniciada por Cañizares con sus transcripciones e interpretaciones. Ambos recurren para ello a sus facetas de compositores para guitarra, y añadir versiones de su propia firma a los originales albenizianos.

Dice Martin Llade al final del folleto que “pedimos de momento al oyente que disfrute de este trabajo que no es una vuelta de tuerca más o simple crossover, sino probablemente una fiel aproximación a lo que Albéniz absorbió de Tárrega, Llobet, los Barrios y otros tantos genios anónimos y errantes y a cómo lo plasmó, convirtiéndolo en la piedra angular del piano español”. En el caso de genios anónimos, pensamos en seguida en el tocaor y concertista de guitarra flamenca Francisco Díaz Fernández “Paco de Lucena” (Lucena, 1859-1898), sobre quien recientes investigaciones inciden en el impacto que tuvieron sus acompañamientos y toques a solo en España y Europa a finales del siglo XIX (Paco de Lucena, De la Génesis al Ocaso, Francisco Calzado Gutiérrez, Ayuntamiento de Lucena/La Droguería Music, 2023. Señalamos a Paco de Lucena, porque precisamente en la biografía de Isaac Albéniz que aparece en el Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana (Sgae, Madrid, 1999), JacquelineKalfa escribe que en mayo de 1881, después de periplos por América del Sur, “retornó a España para comenzar una gira en Aragón, Navarra y el País Vasco. Conoció al guitarrista “El Lucena” y le siguió durante casi seis meses; la inspiración guitarrística de Albéniz sería ya una constante en su obra, aunque nunca compuso obra para guitarra”. Veamos.

El disco incluye nueve cortes. Salvo el tercero, “Epitafio a Isaac Albéniz”, un homenaje de José María Gallardo al catalán-andaluz, los demás pertenecen a la Suite española n.º 1, op. 47 (Granada, Sevilla, Cádiz, Asturias) que Albéniz compuso entre 1882 y 1889, a Recuerdos de viaje, op. 71, n.º 6 (Rumores de la Caleta) compuesta en 1887, a las 12 piezas características, op. 92 (Torre Bermeja) compuestas en 1888, a Chants d´Espagne, op. 232 (Córdoba) publicada en 1897, Mallorca, barcarola op. 202, de 1891. Comprobamos por consiguiente que el periodo de las obras recreadas abarca entre 1882 y 1889 (Granada, Sevilla, Cádiz, Asturias, Rumores de la Caleta, Torre Bermeja), 1891 (Mallorca) y 1897 (Córdoba). Por consiguiente predomina la década de los ochenta del siglo XIX, periodo que coincide con el reconocimiento y éxito internacional de la guitarra cordobesa de Paco de Lucena y sus aires andaluces fijados ya como toques flamencos de concierto, con actuaciones como tocaor y concertista en 1880 en París, Praga, Viena y Lieja, en París de nuevo en 1895, y en La Habana en 1897.

Recuerdos de viaje, op. 71, n.º 6: Rumores de la Caleta

Esta pieza que inicia el CD, subtitulada “malagueña” aunque lleve el nombre de una famosa playa gaditana, sirve de alguna manera como carta de presentación y preparación para lo que vamos a escuchar en adelante. José María Gallardo, concertista de guitarra clásica con programas de obras españolas, interpreta la referencia estandar de la transcripción para guitarra de la pieza compuesta por Albéniz para piano. Sobre ella, Miguel Ángel Cortés interviene como tocaor para acompañar y dar la réplica a la primera guitarra. El carácter flamenco lo aportará golpeando en la tapa los cierres de sus variaciones en los interludios de soleá, y acompañando rasgueando a ritmo de verdiales la copla de malagueña.

12 piezas características, op. 92: Torre Bermeja

Interpretada habitualmente en transcripción para guitarra a solo, con la versión de Andrés Segovia como referente, se trata de otro best de la música española para guitarra que tenemos muy interiorizado, lo que dificulta proponer alguna novedad. José María Gallardo que domina con solvencia este repertorio al que le añade personalidad con “aire español”, interpreta la conocida transcripción para guitarra, mientras Miguel Ángel, tocaor acompañante, glosa y despliega sobre ello el carácter y virtuosismo de la guitarra flamenca. El dúo actúa por consiguiente como la clásica pareja cante/guitarra del flamenco.

Suite española n.º 1, op. 47: Granada, Sevilla, Cádiz, Asturias

Las cuatro piezas de la Suite española que recrean José María Gallardo y Miguel Ángel Cortés suelen ser conocidas e interpretadas con transcripciones para una sola guitarra. El hecho de tenerlas ahora con dos guitarras añade una nueva aproximación. Es el caso de “Granada” donde oímos una recreación libre de la melodía de esta famosa serenata. ¡Recreación novedosa al interpretar el primer tema en tonalidad mayor a ritmo de tango-rumba, y el segundo tema más reposado en tonalidad menor, a ritmo de tanguillo, para volver al ritmo de tango-rumba arpegiado de la primera guitarra, mientras la segunda improvisa con picados cortos, al estilo del Zyryab de Paco de Lucía. A todas luces un lavado de cara del orientalismo finisecular del XIX proyectado como un cohete en pleno siglo XXI!

Si identificamos perfectamente la melodía y armonización de “Sevilla”, al añadir soniquete y balanceo por bulería al ritmo sugerido de sevillana del original, la novedad queda más que servida. Pero hay más en esta sorprendente versión de este clásico de Albéniz. Convierten en clásica sevillana popular de la feria de Sevilla la melodía en tonalidad menor de la parte central, sugerencia en el original del llamado en el flamenco “silencio del baile” que pasa de ser rítmico a figurativo, y volver a la célebre y alegre melodía por sevillana de este clásico de Albéniz, con soniquete de bulería.

Muy sugerente resulta su versión para dos guitarras de “Cádiz”, con un arreglo para dar brillo a la tonalidad mayor de la pieza y su gaditano clasicismo dieciochesco. Propuesta atlántica de ida y vuelta que suena a guajira y a zapateado instrumental, con el virtuosismo de unos picados staccato que suenana clavicordio y a sonata de Scarlatti, y que recuerdan también la guajira de Lucía. Una versión que refleja que ambos guitarristas, clásico y flamenco, dominan con solvencia la escritura clásica para guitarra y sus particularidades idiomáticas para poner en valor los recursos técnicos y tímbricos del instrumento.

El famosísimo “Asturias” cierra el disco con una versión no menos sorprendente que las de “Granada” y “Cádiz”. Tenemos tan interiorizada su melodía, su españolismo andaluz, la hemos escuchado tantas veces, que resulta difícil -y arriesgado- proponer algunas innovaciones. Aquí las tendremos con la guitarra virtuosa de Miguel Ángel Cortés y su despliegue de picados y rasgueados por bulería, y José María Gallardo glosando la melodía clásica y sus arpegios. La segunda parte libre sin ritmo la convertirán lógicamente en una copla y falseta por granaína (JMG), acompañada por el toque de Miguel Ángel Cortés, dadas las evidentes analogías de esta pieza transcrita en Mi menor para guitarra para facilitar el uso de las cuerdas al aire.

Mallorca, barcarola op. 202

Otra pieza transcrita habitualmente para una sola guitarra suele interpretarse también a dúo, la primera cantando su bella melodía de forma sentida cuidando el sonido, mientras acompaña la segunda guitarra, fórmula que podemos oír en esta versión de Albéniz Flamenco. El carácter flamenco o flamenquización de la barcarola va a consistir fundamentalmente en tres innovaciones. En primer lugar, una introducción a modo de preludio para crear la atmosfera melancólica de la pieza, con detalles contemporáneos de una guitarra flamenca de hoy que canta e improvisa libremente sobre la armonía. Ya entrando en “Mallorca”, mientras José María Gallardo interpreta la melodía de forma sentida, su “hermano” Miguel Ángel Cortés, respetando la armonía del acompañamiento, lo hace “a lo flamenco”, rasgueando sus acordes, añadiendo un balanceo particular a la barcarola, como mecida por suaves olas. De la sugerencia a la firmeza, pasa claramente al flamenco en la segunda parte alegre de la pieza, acompañando por bulería al golpe, añadiendo el contrapunto de escalas con ligados en algunas respuestas, que nos lleva de las aguas de Venecia a las del Bajo Guadalquivir. Volverá la guitarra flamenca a sugerir una improvisación sobre la melodía inicial, para cerrar ambas guitarras con un acorde abierto jazzero.

Chants d´Espagne, op. 232, n.º 4: Córdoba (nocturno)

Confesaremos que esta pieza es una de nuestras preferidas entre el amplio repertorio de Albéniz transcrito para guitarra, quizás por el halo místico y misterioso que desprende. Nos gusta particularmente una transcripción y grabación, la de Emilio Pujol para dos guitarras, que grabaron John Williams y Julián Bream en 1972 en el Lp Together. Aflamencar un nocturno con la dulzura, expresividad y sugerencias de las noches cordobesas puede parecer un imposible. Sin embargo, los bordones sonoros de la guitarra flamenca y su sonido “a campanas”, según expresión de los flamencos -en el caso de Miguel Ángel Cortés, un instrumento del guitarrero almeriense Juan Miguel González, de 2021-, adquieren una conmovedora profundidad desde el inicio, que contrasta con los acordes agudos de José María Gallardo, quien utiliza una guitarra clásica de la casa madrileña Ramírez, de 1981. ¿Evocaría Albéniz, con este sonido a campanas en los bordones y sonido dolido en las tiples, a Paco de Lucena y el timbre tan especial que sacaba a la guitarra flamenca con su toque de pulgar, tan celebrado por los guitarristas en la época, clásicos y flamencos? Paco de Lucena fallecería precisamente en 1898 a consecuencia de una tuberculosis que contrajo años atrás.

Sobre el contraste de las dos guitarras y sus timbres, desarrollan un sentido preludio que anuncia lo que vamos a escuchar, en su línea de flamenquización de la música de Albéniz. Mientras José María Gallardo interpreta la bellísima melodía de la primera guitarra siguiendo la transcripción para dos guitarras, Miguel Ángel Cortés contrapuntea y dialoga con ella, para acompañar después rítmicamente con expresión y carácter flamenco. La voz flamenca de la segunda guitarra estará cada vez más presente hasta adquirir protagonismo para terminar improvisando libremente, buscando agudos en los tiples, y fundirlos con los de la primera guitarra. En este aspecto, resulta impresionante la aportación realizada por Miguel Ángel Cortés en esta sorprendente recreación de “Córdoba”.

Epitafio a Isaac Albéniz

Un epitafio compuesto por José María Gallardo a la memoria de Issac Albéniz completa la grabación. Dialogan ambas guitarras evocando la estética alhambrista del sutil orientalismo de Albéniz, con breves referencias al toque de granaína y “Reflejo de luna” de Paco de Lucía. También a sonoridades levantinas, al nocturno “Córdoba”, con alusiones a la melodía de la petenera, para pasar a una segunda parte a ritmo de bulería e improvisar para precipitar el final y “rematar” flamencamente con un veloz picado de las dos guitarras.

Para concluir, destacaremos el esfuerzo de la parte creativa, o recreativa, de estas versiones de clásicos de Albéniz transcritos para guitarra. Sobre la base convencional de transcripciones que se interpretan hoy en el repertorio de música española para guitarra, ambos guitarristas-compositores aportan otra perspectiva más actualizada en el contexto actual de la posmodernidad. Con ellos, Albéniz no suena solo a nacionalismo andaluz de finales del siglo XIX, sino a música flamenca contemporánea.

 

Escrito por Norberto Torres Cortés
Desde España
Fecha de publicación: verano de 2024
Artículo que vió la luz en la edición nº 47 de Sinfonía Virtual
www.sinfoniavirtual.com
ISSN 1886-9505




 

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