Alejandro Hurtado interpreta a Ramón Montoya y Manolo de Huelva. Maestros del Arte Clásico Flamenco. Estudio Hanare, 2022
La prensa musical está inundada estos días por imágenes, vídeos, artículos, etc. del inicio en Almería el 6 de julio, de la gira Motomami World Tour de la mega-estrella Rosalía, celebrándola como un viaje al futuro. Otra información local estos días sobre otro acontecimiento cercano (mucho más interesante para nosotros), el de la celebración de la X edición del Festival de Música Antigua Mare Musicum del 9 al 17 de julio, lleva al Concejal de Cultura de Roquetas de Mar, organizador del acto, escribir a modo de reflexión que “nos sigue visitando la pregunta de por qué la «llamada» música antigua despierta tanto interés en el gran público. Quizá sea la eterna necesidad del ser humano de evadirse de su realidad cotidiana, acudiendo a la ciencia ficción, la fantasía, o la vanguardia artística en general, o bien acudiendo a las novelas históricas, las series, películas o a la música antigua”. Entre Rosalía que actúa ya sin músicos y con múltiples pantallas, y las diferentes formaciones de cámara que van a recrear una aproximación históricamente informada del repertorio hispano del Barroco, entre el futuro y el pasado como evasiones, el presente sigue su curso inexorablemente, y en nuestro caso el poder disfrutar estos días, con las escuchas de Alejandro Hurtado interpretando a Ramón Montoya y a Manolo de Huelva. En este caso no hay dudas, se trata de flamenco, con una mirada al futuro desde el pasado. Me explico.
Esta grabación viene a comprobar el creciente interés y ampliación de iniciativas, en el ámbito del flamenco, por documentar y restituir una aproximación históricamente informada de su patrimonio musical. En el ámbito del cante, quizás la iniciativa del coleccionista Carlos Martín Ballester y sus publicaciones sobre Antonio Chacón, Manuel Torres y Tomás Pavón, puedan ilustrar lo que estamos escribiendo. Ahora llega el turno a la guitarra, con el disco que vamos a reseñar.
La propuesta no es nueva. El flamenco en sí, desde la corriente neoclásica o “neojondista” de los años cincuenta del siglo XX, con la antología de Hispavox de 1954, el Concurso de Córdoba de 1956, o el movimiento “mairenista” liderado por el cantaor sevillano Antonio Mairena a partir de los sesenta como hitos, es quizás la historia de una arqueología y genealogía de expresiones y formas idealizadas en un pasado mistérico, con la construcción de sus mitos correspondientes. La guitarra flamenca no escapó a un nuevo canon construido en torno al cante, limitándola a su función de acompañamiento. Estamos hablando de un tiempo y de un espacio concreto, el de la España del franquismo. Fuera de este territorio, la evolución de este instrumento y su función para concierto ha sido bien diferente.
Los pocos y dispersos datos que aún se tiene sobre los guitarristas que interpreta Alejandro Hurtado ponen de manifiesto el desinterés por la guitarra flamenca fuera de su papel secundario de mero acompañamiento, y dejan entrever en sus carreras un antes y un después de la guerra civil. Proyección y lanzamiento de dos de los más brillantes guitarristas españoles en la tradición barbera rasgueada, dos guerras con su barbarie, el ostracismo involuntario y voluntario.
El caso de Manolo de Huelva, elegante sastre amigo personal e informante de Manuel de Falla, con su especie de autismo desconfiado, que los flamencos definen como “raro”, sea quizás el más patético. Como lo puede ser en menor medida el de Ramón Montoya, figura gigantesca de la guitarra flamenca, equiparable, por sus aportaciones en el toque de acompañamiento y a solo, a la de Paco de Lucía, con una trayectoria internacional creciente en la década de los años veinte y treinta, y la sombra de su esplendor reflejada en los años que le tocó vivir en España después de la guerra civil, hasta su fallecimiento en Madrid en 1949. Con ello queremos aprovechar una vez más, para dejar constancia que a pesar de algunas iniciativas interesantes, aún queda pendiente escribir las biografías documentadas de estas dos referencias imprescindibles de la historia del flamenco y de la guitarra española.
La grabación de Alejandro Hurtado viene a refrendar, desde la interpretación históricamente informada, el interés siempre latente por Ramón Montoya y por Manolo de Huelva. Cabe recordar en este sentido la pionera y muy interesante iniciativa del concertista de Granada Manuel Cano, quien grabó en 1964 para el sello Hispavox el Lp Evocación de la Guitarra De Ramón Montoya, vinilo con diferentes ediciones internacionales, que daba a conocer en España las famosas grabaciones de Montoya de París de 1936 del sello La Boite à Musique. Como ocurrió con estas grabaciones históricas, y parte de las del Niño Ricardo editadas en Francia durante el franquismo, la transmisión de este legado llegaría básicamente fuera de España, con el guitarrista cordobés Paco Peña (Córdoba, 1942), quien grabó en 1987 en el sello Nimbus Records el disco Flamenco Guitar Music of Ramon Montoya and Niño Ricardo. Dos años después, aparecería el Cd Ramon Montoya. Concierto Flamenco. Colección Zayas (Dial Discos) con las grabaciones de París del 36, y ya casi como integral de la obra solista de Ramón Montoya y algunas colaboraciones al cante y al saxofón, el doble Cd Ramón Montoya. El Genio De La Guitarra Flamenca. Grabaciones Históricas 1923-1936, con un libreto profusamente documentado por José Blas Vega para una cuidada edición del sello Sonifolk (Madrid, 1999).
En el caso de Manolo de Huelva, habría que esperar el año 1984 y la celebración de la III Bienal de Arte Flamenco de Sevilla, primera dedicada al toque, para que Rodrigo de Zayas empiece a editar parte de los archivos de su familia, los de su padre Marius de Zayas y de su madre Virginia Harrison, y dar a conocer su toque de acompañamiento a solo. En efecto, tal como resume José Blas Vega a partir del testimonio de Rodrigo de Zayas, Manolo de Huelva accedió a ser grabado en París en 1938, donde coincidió con La Argentinita, a condición de que estas grabaciones salieran a la luz pública después de su fallecimiento, ocurrido en Sevilla en 1976. Con motivo de la VI Bienal de Arte Flamenco de Sevilla de 1990, segunda dedicada al toque, el sello Diapasón (Dial Discos) volvía a editar en Lp parte de estos archivos, con grabaciones de Ramón Montoya y de Manolo de Huelva. Pero para conocer ampliamente el toque de Manolo de Huelva, resulta imprescindible oír, ver y leer los seis Cds, el DVD y el libreto de Manolo de Huelva acompaña (Pasarela, 2015), gran parte de los archivos de Marius de Zaya reunidos en esta integral sobre Manuel Gómez Vélez (Río Tinto (Huelva), 1892-Sevilla, 1976).
Por otra parte y como toques aislados, Víctor Monge “Serranito” grabó la célebre rondeña de Ramón Montoya en su tercer Lp solista “aires flamencos” (Hispavox, 1968), y Miguel Ochando volvería a grabarla, además de otro corte de falsetas por soleá de Don Ramón, combinadas con otras de Sabicas, en el Cd “Memoria” (Ambar, 2007).
Este breve resumen de lo editado de la obra solista de Ramón Montoya y de Manolo de Huelva, nos permite contextualizar y poner en valor y perspectiva la nueva grabación de Alejandro Hurtado. Lo primero que destacaríamos es su ubicación, desde la guitarra flamenca de concierto, en la corriente actual HIP, o sea interpretación históricamente informada, por doble motivo.
En primer lugar, por utilizar dos instrumentos originales, nada menos que las dos célebres guitarras de Santos Hernández que pertenecieron a los guitarristas-compositores, la famosa “La Leona” de Ramón Montoya de 1916, y “La Santos” de Manolo de Huelva de 1937, ambas propiedad de Rodrigo de Zayas, en perfecto estado de conservación, y que han vuelto a sonar más de un siglo después en el caso de la guitarra de 1916, y ochenta y cinco años después en el caso de “La Santos” de 1937. Este factor, la utilización de instrumentos de época, es clave en la filosofía de la HIP. El propio Alejandro Hurtado comenta la experiencia de hacer sonar los instrumentos, y las diferencias de timbres y temperamentos entre ambos, idónea “La Leona” para el toque “a lo fino”, o sea lírico, de Ramón Montoya, y “austero”, o sea rítmico, idónea “La Santos” para el toque flamenco de Manolo de Huelva.
En segundo lugar, por su aproximación estilística a las formas y técnicas tan diferentes de Ramón Montoya y Manolo de Huelva. Alejandro Hurtado es un joven virtuoso que beneficia de una doble formación guitarrística, tanto en el ámbito clásico como flamenco, lo que le permite abordar con solvencia y feliz fortuna el sonido y la amplia paleta sonora de las técnicas de Ramón Montoya, con una expresión muy cercana al ámbito clásico-flamenco, a la vez que, en un registro completamente diferente, los ataques percusivos de las técnicas de pulgar y rasgueados del dinamismo rítmico de Manolo de Huelva. Su interpretación de la granadina, los tangos, minera, farruca y rondeña de Ramón Montoya no solo se aproxima al sonido original y expresión lírica, sino que su dominio técnico e impulso propio de su edad, realzan aún más el virtuosismo de Montoya. Si ello fuera poco, con los cinco toques de Manolo de Huelva) aporta además su propia creatividad y sensibilidad musical, localizando y memorizando en grabaciones de pizarra falsetas de Manolo de Huelva acompañando a diferentes cantaores, a las que suma otras del archivo de Rodrigo de Zayas transcritas por su madre Virginia Randolph Harrison, para reunirlas y ordenarlas en un corpus coherente e ilustrativo del toque airoso de Manuel Gómez Vélez en cinco piezas de concierto: soleares, seguiriyas, alegrías, serrana, bulerías.
Trabajo minucioso de investigación y de reconstrucción histórica que deja además entrever la colaboración de diferentes expertos, como ilustra el libreto del disco. En primer lugar, el del propio dueño de los archivos e instrumentos, el músico, escritor y bibliófilo Rodrigo de Zayas, fundador con su mujer la mezzosoprano Anne Perret, del sevillano taller Ziryab, quien avala, desde su propia experiencia como experto en reconstrucciones musicales históricas y amigo de Ramón Montoya y de Manolo de Huelva, la idoneidad de Alejandro Hurtado para afrontar el proyecto de reconstrucción e interpretación informada de lo que llama “toque grande”, el toque flamenco de acompañamiento de los años veinte y treinta del siglo pasado. En este sentido, cabe recordar la propia dedicación de Alejandro Hurtado como tocaor de otra persona dedicada a interpretar, desde su personalidad y con extremo rigor, el repertorio clásico de cantes flamencos, la cantaora Mayte Martín.
En segundo lugar, Pablo Barón, catedrático de guitarra clásica del Conservatorio Superior de Córdoba, quien describe el singular proceso de conservación de los dos instrumentos clave en la grabación, las dos históricas Santos Hernández, y Guillermo Castro Buendía, catedrático de flamencología del mismo Conservatorio Superior cordobés, quien informa del proceso seguido por Alejandro Hurtado para el acopio de fuentes, en el actual contexto del estudio histórico de la guitarra flamenca.
Terminaremos volviendo a incidir en esta mirada al futuro desde el pasado que, junto a otras iniciativas ya realizadas, confirma esta grabación. El carácter colaborativo de su realización, con la implicación de diferentes especialidades musicales, la de la guitarra clásica, la de la guitarra flamenca, la de la musicología, la de la flamencología, necesaria hoy para integrar el estudio estilístico y técnico de la guitarra flamenca desde esta perspectiva de restauración e interpretación históricamente informada de lo que Manuel de Falla llamaba “toque jondo”. Ello ayudará e ilustrará a los y las estudiantes de guitarra flamenca de los conservatorios y escuelas de música conocer el cómo, quien, cuando y el por qué interpretan falsetas y toques flamencos tan diferentes, y a la vez cercanos y coherentes, durante su aprendizaje. Como cantaba Antonio Chacón, alter ego de Ramón Montoya, en sus célebres caracoles: “el conocimiento la pasión no quita”.
Escrito por Norberto Torres Cortés
Desde España
Fecha de publicación: verano de 2022
Artículo que vió la luz en la edición nº 43 de Sinfonía Virtual
www.sinfoniavirtual.com
ISSN 1886-9505 |