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Afectos de Rocío Molina y Rosario La Tremendita

Guillermo Castro
Centro de Investigación Flamenco Telethusa


(Nº 30, Invierno, 2016)


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DISCOGRAFÍA

 

Afectos. Rocío Molina y Rosario La Tremendita. 2014. Bala Bala. Sarao Films.

Afecto: cada una de las pasiones del ánimo, como la ira, el amor, el odio, etc., y especialmente el amor o el cariño.

        Aunque hoy está universalmente aceptado que fueron los pitagóricos los primeros que pusieron la música al servicio de la educación, la vinculación de la música con los distintos afectos se remonta a épocas anteriores. Desconocemos si el título de esta producción responde al intento de dejar impregnado en el espectador los diferentes afectos del ser humano por medio del baile y la música. Podría parecer que sí, ya que de todo ello está impregnada esta producción que surge desde lo más íntimo de la creación flamenca, rodada además de forma magistral el 18 de enero de 2014 en el 24 festival flamenco de Nimes.

        La cámara de los realizadores nos introduce de forma muy sutil en el universo personal de Rocío Molina y Rosario La Tremendita, en el cual se funden sus distintas perspectivas sobre el baile y el cante, en un escenario que simula ser las diferentes estancias de una casa en la que dos personajes conviven y comparten sus emociones, sus diferencias, sus encuentros; sus afectos. Pablo Martín, con su contrabajo y sus samples narra musicalmente esta historia flamenca llena de revisiones y actualizaciones flamencas muy bien ensambladas. La profundidad de su contrabajo es digna de alabanza en toques como la soleá, cuando acompaña el cante de La Tremendita, o en la petenera, donde Rocío viste tapada en el rostro y se funden sus samples con la voz de Rosario, en uno de los números más emocionantes, bonitos e interesantes del espectáculo. Igualmente en los tangos antes del número final. Rosario La Tremendita, con esa voz rozada, que parece que no va a poder llegar es capaz de revolverte en cada tercio de cante. Se acompaña de su guitarra, aportando ese elemento tradicional que su cante también tiene, aunque a su manera, como no puede ser de otra forma. Retoma añejos cantes que hace nuevos como las famosas guajiras “vida mía” tan populares a finales del siglo XIX, rumbas y tanguillos de mucha sal, soleares y peteneras. Muy bonito el cante con la mbira africana en el bolero final. Qué decir de Rocío Molina, una de las mejores bailaoras de flamenco que tenemos. Técnicamente impecable, con una formación amplísima, libre, moderna, de taconeo impresionante y expresividad a flor de piel. Es capaz de emocionarte con una sola vuelta de su cuerpo. Su baile está lleno de fuerza y no se ajusta a los cánones tradicionales, algo que nos encanta. Tiene su propio sello.

        No hay efectismos en esta producción. Está lo que tiene que estar: la desnudez, lo auténtico, la esencia. El sonido es magnífico. Guitarras, voces, taconeo, palmas, contrabajo, electrónica… Se escucha todo, en su sitio, con su color. El montaje es extraordinario, con filmaciones de primeros planos realmente bellas. Planos generales, a contraluz, laterales…, todo de un gusto exquisito. Capta la emoción de los tres artistas de forma que a veces crees tenerlos contigo a tu lado, respirando, sudando, mojando tu alma. Un regalo el interesante making off con entrevistas sobre el proceso de creación del espectáculo.


 

Escrito por Guillermo Castro
Desde España
Fecha de publicación: Invierno de 2016
Artículo que vió la luz en la edición nº 30 de Sinfonía Virtual
ISSN 1886-9505
www.sinfoniavirtual.com



 

 

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