Novedades de la Mà de Guido: Tonadillas y Canciones amatorias, de Enrique Granados / Souvenir de Barcelona de Ferran Sor, Jaume Bosch, Francesc Tárrega, Miquel Llobet , Emili Pujol y Carles Trepat / Integral de l´obra per a piano de Frederic Mompou.
Granados, en carta a su amigo, el compositor y pianista Joaquín Malats, declaraba: “He compuesto una colección de goyescas de gran vuelo y dificultad pianística... Me enamoré de la psicología de Goya, de su paleta. De él y de la duquesa de Alba, de su maja señera de sus modelos, de sus pendencias, amores y requiebros. Aquel blanco rosa de las mejillas, contrastando con blondas y terciopelo negro con alamares. Aquellos cuerpos de cinturas cimbreantes, manos de nácar y de jazmín posadas sobre azabaches, me han trastornado”. Aquella obsesión fue tomando cuerpo, sometiendo el material al criterio de amigos y conocidos. Falla escribió: “Nunca olvidaré la lectura que, en casa de Joaquín Nin, nos hizo Granados de la primera parte de sus Goyescas. Esta danza tan luminosamente rítmica con la que empieza la obra, aquellas frases tonadillescas traducidas con tal sensibilidad, la elegancia de ciertos giros melódicos, unas veces impregnados de ingenua melancolía, otras de alegre espontaneidad, pero siempre distinguidos y sobre todo evocadores”. Pero aquel mundo de ensueño no se limitó a Goyescas, sino que un año después, en 1912, empezó a componer una serie de Tonadillas y en 1914 las Canciones Amatorias, llenas de un lirismo muy castizo, gracia y espontaneidad. Este disco histórico (LMG 2117), fruto de unas grabaciones de 1963 y cuidadosamente remasterizado ahora, constituye un importante documento interpretado por dos artistas especialistas en la obra de Granados: la soprano Conxita Badia y Alicia de Larrocha al piano. ¿Qué más se puede pedir?
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Souvenir de Barcelone (LMG 2119) no es sólo el título de un vals del compositor Jaume Bosch, sino también el título de este disco de composiciones para guitarra, que de forma cronológica aglutina a toda una serie de compositores que estuvieron relacionados con la Ciudad Condal. El primero es Ferran Sor (1778-1839), que nació en Barcelona y fue en la práctica un autodidacta. Contribuyó con sus conciertos por Europa a dignificar la visión que se tenía de la guitarra, la cual se la consideraba un instrumento circunscrito al entretenimiento en las tabernas. Temiendo ser acusado de afrancesado se estableció en Francia en donde falleció, llevando una vida más cómoda de lo que la leyenda romántica nos ha querido hacer ver durante años. Aquí constan los Estudios op. 35 nº 22, op. 35 nº 17 y el op. 6 nº8, los Minuetos de las Sonatas op. 22 y op. 35. y la Fantasía op.21 con el sobrenombre de“Les Adieux”. Su estilo elegante, tan emparentado con el último clasicismo, es inconfundible, en particular por sus cadencias armónicas. Otro compositor, también nacido en Barcelona y establecido en Francia, en donde alcanzó un notable reconocimiento, fue el hoy menos conocido Jaume Bosch (1826-1895). En el disco podemos escuchar el delicado vals dialogado Souvenir de Barcelone, la melancólica mazurca Au son des cloches, el andante Venise a la manera de una sentimental barcarola y un animoso Pasacalle de acusados rasgos andalucistas, al que el autor subtituló Sérenade. En 1884, tras numerosos recitales en Barcelona, el castellonense Francesc Tárrega (1852-11909) se instala con su mujer en la Ciudad Condal, que le ofrece mayores oportunidades para vivir con holgura sin prescindir de sus giras, viéndose cada vez más solicitado. A finales de 1885 se publica el libro “Celebridades Musicales” de Fernando Arteaga, que escribe de Tárrega: “Eminente artista, encanta oírle por su ternura y sentimiento, su elegante y clásico fraseo, el huir de amaneramientos... De su maravillosa ejecución, ponderar el dominio de los sonidos armónicos, la variedad de sonoridades y la pureza y claridad en la interpretación... Consumado armonizador, como lo aquilatan sus composiciones y sus transcripciones, verdaderos prodigios que nos recuerdan los de Liszt al trasladar al piano las Sinfonías de Beethoven”. Albéniz, Granados y Pedrell, como tantos otros compositores, lo admiran y elogian. Dos de sus piezas más famosas son la tremolante Recuerdos de la Alhambra y la deliciosa miniatura Lágrima. Menos frecuentadas son las breves obras póstumas Endecha y Oremus. Un distinguido alumno de Tárrega fue el barcelonés Miquel Llobet (1878-1938) que, además de una obra no muy copiosa pero sí importante de composiciones originales, se reveló como un destacado armonizador de cantos populares catalanes, como por ejemplo El testament d´Amèlia y La cançó del lladre. Otro discípulo predilecto de Tárrega fue Emili Pujol (1886-1980). Nacido en la Granadella (Lérida) se trasladó a Barcelona a los ocho años. Su testimonio de admiración por el maestro quedó reflejado en su libro “Tárrega” (1960). Muestras de su talento compositivo son el Tango, por momentos de atmósfera parecida a las danzas cubanas de Cervantes y en otros evocador de Albéniz, el recogido Vals Intim y el alegre Bolero (Estudio 37). Carles Trepat nació en Lérida en 1960, estudiando en Barcelona con Eduardo Sainz de la Maza en 1974. Pese a las fechas, Trepat ha optado por un lengaje que recoge lo mejor de la herencia romántica, como muestra con trazos de una belleza singular en Petit Vals y Cançó de bressol. El intérprete de la recopilación propuesta es el alicantino Miguel Javaloy, que tras realizar cursos de perfeccionamiento con David Russell y con Trepat entre otros, trabajó como profesor de la escuela Luthier en Barcelona. En su interpretación predomina la nitidez, el mimo desprovisto de espurios manierismos y un discurso amable y envolvente.
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Con los cuatro discos interpretados por Adolf Pla en los años 2002, 2008, 2011 y 2012, el sello La Mà de Guido ha publicado Federic Mompou, Integral de l´obra per a piano LMG 2118) me llamó la atención que llevara una carátula sin texto. Aunque no pocos lo echarán en falta, pronto descubrí que La Mà de Guido ha publicado paralelamente el libro Mompou: L´etern recomençar, también de Adolf Pla. Se trata pues de dos productos que, aunque pueden funcionar independientes, sin duda se complementan. Porque si el disco nos permite disfrutar de una música cautivadora, excelentemente ejecutada, el libro nos sumerge en una reflexión -en absoluto farragosa- sobre este personal mundo de silencios, resonancias y luminosidades. Adolf Pla ha difundido la música de Federic Mompou en más de una veintena de países en tres continentes. También ha impartido clases magistrales y conferencias sobre el compositor catalán en universidades y conservatorios. Sus investigaciones y técnica dan como resultado una ejecución de las obras de Mompou totalmente afines al pensamiento del maestro, interpretándolas con una pulcritud y una fineza admirables.
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En varias ocasiones me he lamentado de lo poco que se interpretan las composiciones del sin embargo prolífico Joan Manén (1883-1971). Una música ecléctica en el mejor sentido de la palabra, en la que no faltan leves influencias debussysta. No obstante, el panorama va cambiando en la actualidad, en parte por los esfuerzos de la Associació Joan Manén. Un ejemplo lo tenemos en el CD Joan Manén Collection, Obres per a violí y piano 1 (LMG2120), obras que Manén escribió para sus conciertos y que nos dan una idea de su brillante capacidad como virtuoso. Para el disco se han interpretado piezas iberistas, término que el compositor utilizaba para deslindarse de un folclorismo manido, muy propio de la época. Así pues Manén, como ya hicieran Albéniz y Granados, enalteció el género con sus aportaciones, como podemos ver en la airosa Danza ibérica nº2 y en la flamante jota Calatayud, que es la Danza ibérica nº3. En la misma línea encontramos la Petite suite espagnole, obra de juventud, y las Cinco melodías españolas, armonización libre de temas y ritmos populares. La Canción Op. A-8, en forma de melancólico lamento quizás sea la composición que obtuvo mayor éxito en vida del compositor, mientras que el Estudio, perteneciente al mismo opus, es uno de los moto perpetuos más largos jamás escritos, una obra de altísima dificultad. En la Balada Op. A-20 y la Romanza amorosa Op. A-48 se nos muestra a un Manén más impregnado de un estilo germánico cercano a Wagner. Para la interpretación de estas obras se ha contado con dos intérpretes de probado talento, trayectoria y reconocimientos: La violinista Kalina Macuta y el pianista Daniel Blanch, a quienes debo muchas horas de impagable placer estético.
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Sobre el CD La Caja Mágica (Ars Harmónica AH228) Anne Polini, director artístico del proyecto, ha comentado: “Nos permitimos poner el acento en este nuevo album de una de las pianistas concertistas chilenas de mayor prestigio, de largo recorrido y con amplio reconocimiento en el mundo de la música (clásica) nueva, residente en Francia hace varios años. En este tercer disco María Paz Santibañez ha reunido a varios compositores de América Latina, de los años 20 a hoy día, que van del gran Alberto Ginastera (pasando por Pedro Humberto Allende, Enrique Iturriaga, Celso Garrido Lecca, Mauricio Arenas Fuentes) hasta el joven y prometedor Miguel Farías, este último acreedor de no menos de tres premios recientes de composición en España y de otros en Europa y América Latina. Se trata de un programa inédito y que interpela”. El disco ha obtenido muy buenas críticas, como la Victoria Okada en Resmusica: “Una hazaña pianística remarcable… Un disco muy bello que nos ayuda a entender de manera eficaz la música de hoy en día, sugiriéndonos un modelo de interpretación de ésta misma”.
Escrito por Joaquim Zueras
Desde España
Fecha de publicación: julio de 2013
Artículo que vió la luz en la revista nº 25 de Sinfonía Virtual
ISSN 1886-9505
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