La serie Els Volums del Palau en su número 7 (1CM0301) propone un interesante paseo por la música sacra de los siglos XIX y XX, a cargo del coro femenino de L´Orfeó Català. La Missa Brevis in D, op. 63 de Benjamin Briten está dedicada al coro de la catedral católica de Westminster, que la estrenó en 1959. Pese a su aparente sencillez contiene pasajes de cierta dificultad de afinación, como por ejemplo el Sanctus con sus cuartas paralelas y fragmentos bitonales. La estima de Pau Casals por la Escolanía montserratina se tradujo en delicadas perlas como la Cançó a la Verge, de carácter popular y la más compleja Nigra sum, con una polifonía delicadamente elaborada. Ireneu Segarra (1915-2005) dedicó gran parte de su vida a la Escolanía. Al igual que F. Civil fue a París para perfeccionarse con Nadia Boulanger y conocía los recursos de la música religiosa posterior a César Frank. Una de sus obras más ambiciosas es la Salve Regina “germinans”, basada en la Antífona de Entrada del propio de Nuestra Señora de Montserrat Germinans germinabit. Durante el tiempo en que Gabriel Fauré fue organista de la Madeleine se vio obligado a escribir algunos motetes a los que nunca les dio importancia, pero se publicaban y hoy han alcanzado cierto reconocimiento pese a su reducido formato. Aquí constan Maria mater gratiae, Ave Verum y Tantum Ergo. El Cantique de JeanRacine es una pieza de singular belleza escrita cuando el compositor contaba con diecinueve años y que ganó un primer premio cuando se graduó en la École Niedermeyer. Felix Mendelssohn acabó en 1830 los Tres motetes para voces blancas y órgano, op. 39 durante su estancia en Roma, que dedicó a las monjas de la iglesia de la Trinità dei Monti. Pese a su escritura netamente romántica hay secciones contrapuntísticas en las que se hace imposible no rememorar la música de Bach.
El Cor de Noies de l´Orfeó Català, dirigido por Buia Reixach Freixes y acompañado al órgano por David Malet, alcanza en la actualidad cotas de una perfección infrecuente.
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El disco “The triumph of the sonata” (1CM0304) nos invita a sumergirnos en dos sonatas particularmente atractivas, a cargo del solvente pianista Enrique Bernaldo de Quirós. La primera es la poliédrica Sonata nº 3 op.5 en fa menor de Brahms. Dividida en cinco movimientos, abundan los contrastes: Un allegro con ecos de la música de Liszt y Chopin, un andante a la manera de un lied nocturnal, un scherzo deliciosamente schumaniano, un intermezzo en el que aparece una marcha fúnebre y un amplio coral con una rotunda coda contrapuntística en presto. Todo un ramillete de emociones contradictorias que dejan al oyente con una sensación entre la confusión y la sorpresa de quien no ha acabado de absorber una obra tan amplia genial. Menos vehemente resulta la Sonata op.2 nº 3 de Beethoven. Esto se debe a que forma parte de las composiciones del período vienés, en concreto entre 1974 y 1975, lo que se ha venido a llamar la etapa clásica o el primer Beethoven, con influencias de la música de Haydn, Mozart y sobre todo de Clementi. Una obra brillante con un adagio de un lirismo sobrecogedor.
Enrique Bernaldo de Quirós nació en Moscú en 1981. Heredero de la mejor tradición pianística rusa que le llegó a través de su maestra Galina Eguiazárova (alumna de A. Goldenweiser), Es uno de los pianistas más completos, premiados y de mayor proyección internacional de su generación. Actualmente es profesor titular en el Conservatorio Superior de las Islas Baleares y de la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid. Su esfuerzo por capturar la esencia de estas dos complejas sonatas, interpretándolas con un elevado sentido artístico, se traduce en este CD altamente recomendable.
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El CD “El mar y la infancia” (1CM0291), dentro de la colección Jóvenes Intérpretes de Juventudes Musicales de España nº18 agrupa un conjunto de lieder de Schubert (D536, 216, 225, 933, 543, 455, 927, 596 y 906), Montsalvatge (Canciones para niños de 1953) y Antón García Abril (Tres poéticas de la mar de 1995 y Tres nanas de 1961) relacionados con ambas temáticas. En el diario leonés El adelanto ambos intérpretes declaraban al respecto de esta grabación:
Como dúo de voz y piano, el repertorio para esta formación de cámara es el de la canción, y decidimos que la literatura española y la alemana debían estar representadas. La idea surge de los poemas de Rafael Alberti, en los que el mar y la infancia dialogan entre sí en un mismo texto. Estos versos y otros de Luis Cernuda y Federico García Lorca quedan recogidos en las “Nanas” y en las “Poéticas de la mar” de Antón García Abril; para mí, uno de los mejores compositores de canción española. El resto del disco lo completan las canciones para niños de Xavier Montsalvatge (el año pasado se celebró el centenario de su nacimiento) y Lieder de Schubert que evocan al mar y a la niñez añorada. Schubert es un pilar del Lied inquebrantable. Es un reto adentrarse en el tratamiento armónico que hace de cada texto. El resultado ha creado un conjunto de melodías joviales, luminosas, bellas, melancólicas, sencillas y sugerentes
El tenor Javier Alonso fue el ganador del Concurso Permanente de Jóvenes Intérpretes de JME del año 2005, y su debut en el Teatro Real de Madrid en el papel de Bastián marcó el inicio de una carrera artística con actuaciones por varios países de Europa. Su voz es de una amplia versatilidad, flexible y rica en matices, arropada por la excepcional pianista Ainoa Padrón, galardonada en el Concurso Internacional de Lied Hugo Wolf de Stuttgart.
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Los seguidores de la música para guitarra podemos considerarnos de enhorabuena tras la aparición del disco “Música para guitarra” (1CM0294) interpretado con notable mimo y exquisitez por Àlex Garrobé, en la actualidad profesor de guitarra y de música de cámara de la Escuela Superior de Música de Cataluña (SMUC). El programa es, además de seductor, necesario para recordar algunas obras y recuperar otras que permanecían casi en el olvido. De Federic Mompou (1893-1897) nos encontramos con una trancripción de la Cançó i dansa XIII, elaborada en 1972 y dedicada a Narciso Yepes. La productividad pianística de Frederic Mompou ha opacado otras composiciones, como la Suite Compostelana para guitarra, dedicada a Andrés Segovia, con el que compartía estancia en los cursos de música de Santiago de Compostela. Sus movimientos contienen lejanas resonancias descriptivas de la ciudad gallega, interiorizadas y expuestas en el poético e inimitable lenguaje del compositor. Joan Manén (1883-1971) es nuestra asignatura pendiente. Su fama como violinista virtuoso le condujo a dar numerosas giras de conciertos y en sus programas incluía obras de Paganini que en su época se las tenía como inejecutables por su alta exigencia técnica. Como compositor hoy ha quedado tristemente orillado pese a la calidad de sus obras. La desconcertante y algo melancólica Fantasía-Sonata, en cinco movimientos, está también dedicada a Andrés Segovia. Todo un universo sonoro en donde las resonancias wagnerianas se funden con la luminosidad mediterránea. Carlos Pedrell (1878-1941) nació en Minas (Uruguay), viajando a Europa de muy joven para estudiar armonía y composición con su tío Felip Pedrell y completando su formación en París con Vicent d´Indy. La Página romántica, Lamento y Guitarreo son ejemplos de un romanticismo tardío muy acorde con los gustos de las audiencias de entonces, mientras que las tres Danzas de las tres princesas cautivas evocan una España idealizada con rasgos de inequívoco orientalismo.
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Durante el siglo XIX la música ocupó una posición relevante en Cuba, con una gran afición por la misma; un desahogo espiritual frente a una situación política inestable y, digámoslo también, un signo de distinción. Los teatros se llenaban con violinistas como Vieuxtemps, óperas con sopranos como Adelina Patti y también se celebraban conciertos de cámara y tertulias en algunos salones. Por ejemplo, en una entrevista al diplomático y escritor cubano Armando Cristóbal, opinaba sobre las danzas cubanas:
El hecho de que en la colonia caribeña del XIX, poblada por españoles y africanos, se produjera un mestizaje cultural, es la base para la aparición de las danzas; no sólo porque es la manifestación culta de la Europa romántica la que se constituirá en su integrante esencial, sino por la cadencia que deriva de los ancestros africanos y la metamorfosis a través de la propia España en esa ida y vuelta entre las dos orillas atlánticas, además de las danzas de salón (francesas e inglesas) que se amulataban en las casas de baile de negros y mestizos libres
El CD Dedicado a las señoritas de la Habana (1CM0282) nos brinda un recorrido panorámico por el romanticismo y tardorromanticismo en el canto y la música instrumentales de Cuba de la mano de dos músicos competentes, la soprano Roser Ferrer Morato y el pianista Cecilio Tieles. Catorce canciones y un potpourri de obras rapsódicas hilvanadas con gusto y propiedad por José White y trancritas para ser interpretadas a piano solo. De los autores seleccionados mencionaremos aquí a Nicolás Ruiz Espadero (transcripción del Potpourri cubano), el más universal autor pianístico en su tiempo; Ernesto Lecuona (Se fue), el más difundido; Sido Garay (La tarde), el trovador supremo por su minuciosa elaboración en muchas de sus obras; Eduardo Sánchez de Fuentes (Vivir sin tus caricias, Íntima y Tú), el de más amplia creación liderista; y Jorge Anckermann (Flor de Yumurí y El quitrín), por sus numerosas zarzuelas. Me hubiera gustado que la letra de las canciones constara en la carpetilla.
Escrito por Joaquim Zueras
Desde España
Fecha de publicación: julio de 2013
Artículo que vió la luz en la revista nº 25 de Sinfonía Virtual
ISSN 1886-9505
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