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THÉODORE DUBOIS: OBRA INSTRUMENTAL

Joaquim Zueras Navarro
joaquimzueras@hotmail.com
Crítico musical


(Nº 24, ENERO, 2013)


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DISCOGRAFÍA

 

Théodore Dubois: Concerto pour piano Nº 2, Ouverture de Frithiof, Dixtuor. Orquesta Les Siècles. Director François-Javier Roth. Vanessa Wagner, piano. Sello Musicales Actes Sud. Distribuido por Harmonia Mundi.


Como he comentado en anteriores ocasiones, Théodore Dubois (1837-1924) sufrió en los últimos años un declive de su popularidad, eclipsado por el impresionismo y la vanguardia. Quien fuera director del Conservatorio de París, presidente de la Academia de Bellas Artes, reputado organista de la Madeleine y compositor aplaudido,  dejó constancia en su diario de su desapego frente a las nuevas tendencias. En 1923 anotaba: “Les musiques nouvelles deviennent de plus en plus affolantes! Quels sont les cerveux qui conçoivent cela et quels sont ceux qui encouragent un tel art de leurs applaudissements! Époque malade!”. Compositor ecléctico, pudiéndolo encuadrar en el estilo tardorromántico, se defendía así de los que le acusaban de conservadurismo musical: “...je ne suis ni ne serai réfractaire à aucune tentative de nature à enrichir, à agrandir le domaine de l´art, pourvu qu´elle ne veuille pas faire table rase de toutce qui a précedé...”.
        Durante años la discografía sobre T. Dubois era casi inexistente, salvo algún registro de Les sept paroles du Christ. Pero el panorama actual ya no es desolador: junto con una nueva edición del libro Souvenirs de ma vie, nos encontramos con un buen número de obras para órgano, misas, motetes, el oratorio Le Paradis perdu, lied, música de cámara... y ahora el disco que paso a comentar, que por su carácter orquestal y solista parece la continuación de otro, del sello Mirare, también distribuido por Harmonia Mundi, que salió en el 2011.
Como Saint-Saëns y Bizet entre otros, Dubois contribuyó para lograr una ópera francesa que alcanzara mayor difusión y renombre, con claras diferencias respecto a la italiana, que gozaba de una amplia acogida. Son composiciones bien escritas, a menudo utilizando un fino humor, una estudiada puesta en escena y un buen ropaje musical, como La Guzla de l´émir, Aben Hamed o Frithiof. De esta última sabemos que su obertura se estrenó en torno a 1892 en los Conciertos Colonne, patrocinados por la Société Nationale. Esta obertura destaca por su lirismo en la primera parte, en contraste con los demás fragmentos, decididos y vehementes, y un enérgico final; todo ello envuelto en una magistral instrumentación.
        Dubois compuso su Segundo concierto para piano y orquesta en 1898 y lo estrenó el mismo año en la Sociedad de conciertos del Conservatorio y, meses más tarde, en una sala de La Ópera. Así como el primero -aunque hermoso es bastante convencional y excesivamente influenciado por los de Liszt- éste sorprende por su originalidad, amplitud e inventiva en el discurso y en el sugestivo entramado entre el piano y la orquesta. Un despliegue de temas en el Larghetto-allegro inicial nos sitúa en la atmósfera que prevalecerá durante toda la obra.  El poético Larghetto siguiente es delicado y meditativo, mientras que el desenfadado Allegretto actúa con gracia rítmica como un breve intermezzo que nos conduce hacia el Allegro final. En este último movimiento, tras un preludio libre algo desdibujado, aparece otro motivo más brillante y conclusivo. Este concierto exige al solista un notable virtuosismo.
        El Dixtuor, de 1909, en cuatro movimientos, es un doble quinteto de cuerda y viento. Fue estrenado en la Sociedad Le Decem y al instante obtuvo muy buena aceptación, por lo que fue programado con frecuencia, entre otros lugares en la Sala Pleyel. La combinación entre la cuerda y el metal hace que la obraresulte atractiva, tanto en sus diálogos como en su singular colorido.
        Las tres piezas han sido grabadas en tres conciertos en vivo diferentes, lo que cuesta creer dada la óptima calidad del sonido del CD. A esto se añade el mimo que la orquesta Les Siecles y sus solistas han puesto en la interpretación, bajo la inspirada batuta de François-Xavier Roth, quien sortea una amplia gama de matices con seguridad y eficacia. No obstante, hubiera sido deseable una carpetilla con detalles sobre estas composiciones, cosa que brilla por su ausencia y que yo he intentado paliar en esta reseña.

 


Escrito por Joaquim Zueras
Desde España
Fecha de publicación: enero de 2013
Artículo que vió la luz en la revista nº 24 de Sinfonía Virtual.
ISSN 1886-9505



 

 

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