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MOMPOU: RECITAL

Joaquim Zueras
Crítico musical



(Nº 23, JULIO, 2012)


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DISCOGRAFÍA


Frederic Mompou: Paisatges. Adolf Pla, piano. La mà de guido LMG2109


Uno de los atractivos de la colección de los doce Preludis de Mompou radica en su indefinición en lo que a este género se refiere. Así como la Música callada nos sitúa en un singular juego de silencios y resonanias, Cançons i danses nos remite a una atmósfera mediterránea de sencillez costumbrista, etc., al llamar a estas obras preludios se diría que Mompou invita al oyente a familiarizarse con las mismas dando rienda suelta a su imaginación, a la vez que el oyente se pregunta qué inspiraría al compositor en el momento de concebirlas.

        Mompou compuso los cuatro primeros preludios entre 1927 y 1928. Pasaba los veranos en Dinard, localidad francesa de la costa bretona, en una suntuosa villa que pertenecía a los condes de Rochaid. Desde allí contemplaba el mar, unas islas cercanas y una animada cala de embarcaciones. Todo un acicate para su espíritu creativo. El primero está constituido por una única frase que asciende y se repliega, en forma de melancólico lamento. En el segundo, un tanto agitado, se perciben los ecos del bullicio de la calle en el momento en que los vendedores ofrecen su mercancía. El tercer preludio está dedicado a la baronesa Rothschild y posee todo él un carácter interrogativo. El cuarto, una cantinela arcaizante, surge de un intento frustrado de poner música al Cantar de los cantares. Los dos siguientes preludios vieron la luz en 1930, durante su etapa parisina. Del quinto Mompou  escribe en la partitura “basado totalmente e nuna séptima”. Una lánguida melodía deambula por toda la pieza, sólo interrumpida por un breve episodio central que  parece basado en una sonata de Kramer y que a su vez utilizó Beethoven en la Sonata Nº 31. Se ha dicho que el sexto preludio “para la mano izquierda” se le ocurrió a Mompou durante una reunión informal con el guitarrista y compositor Miquel Llobet, mientras su mano izquierda se entretenía en el teclado del piano. En 1941 Mompou regresa a Barcelona para establecerse en la Ciudad Condal y compone el sétimo preludio, el único con subtítulo: “Palmera de estrellas”, y que evoca los fuegos artificiales de las fiestas de Badalona.

        La pirotecnia fue a menudo fuente de inspiración entre los compositores impresionistas. El sereno y majestuoso preludio octavo, y el noveno a la manera del segundo estilo de Scriabin,  están fechados en 1943. El décimo, de trazos animosos y espectantes, es de 1944. La grisalla en que se vio sumida la vida cultural barcelonesa en este período de posguerra no influyó excesivamente en el ánimo de Mompou, pues fue entonces  cuando conoció a la joven pianista Carmen Bravo, con quien se casaría en 1957. Por lo demás, disfrutaban de la amistad de los Janés, cuyo cabeza de familia, Josep, era poeta y editor reputado. Con ellos compartía veladas musicales y excursiones por los lugares más significativos de la geografía catalana.  En 1952 Mompou fue nombrado académico de la Academia de Bellas Artes de San Jorge en Barcelona y, poco después, se le dedica una conferencia- concierto monográfico en el Ateneo Barcelonés, a la que sigue una gira por Francia. Este año estrena el undécimo preludio, dedicado a Alicia de Larrocha, en el que una melodía algo nostálgica, sostenida por un austero acompañamiento, canta apaciblemente durante toda la pieza.  En 1960 añadiría el último preludio a la serie. Más cerebral y mistérico que los anteriores, participa del aroma de su Música callada.

        Paisatges agrupa tres piezas. Las dos primeras son de 1942: La font y la campana, descripción sonora de la fuente del patio de la Casa del arcediano, en el barrio gótico, y El llac, que refleja una de las impresiones de sus paseos por Montjuïc, viendo a las ranas saltar sobre el agua. Carros de Galicia es de 1960. Mompou veraneaba  aquel año en Castro Calelas (Orense), cuando una tarde oyó en la lejanía el chirriar y gemir de las carretas. La música rememora esos sonidos por medio de rozamientos ásperos, acordes de notas contiguas y cuartas simultáneas.

        En 1937 Mompou se encontraba en París, huyendo de las incomodidades de nuestra guerra. Este año se celebraba en la capital gala la Exposición Universal. La editorial Max Eschig encargó una obra a diversos compositores extranjeros residentes en París, entre ellos a Mompou. Así surgió Souvenirs de l´Expositioncon cuatro breves movimientos: La alegre e irónica Entrée como obertura, Tableaux de statistiques transmite una sensación de pesantez puesto que algunos cuadros plasman el proceso de la fabricación del acero,  la impresión de sugestivo encantamiento que se obtiene al observar el firmamento en La planétaire y la moda en el vestir en Pavillon de l´élégance.

        Las doce Variaciones sobre un tema de Chopin, en concreto sobre el preludio nº. 7, opus 28, se deben a una sugerencia de Gaspar Cassadó, que deseaba realizar una obra para violoncelo y piano al alimón con Mompou. De esta idea de 1938 sólo se elaboraron las tres primeras variaciones.  Mompou compuso el resto en 1957 pensando en un hipotético ballet que nunca se ha representado. Adolf Pla, redactor de la carpetilla  e intérprete de este disco, escribe al respecto: “la obra es un viaje a través de los ritmos, giros melódicos y los caracteres de la música de Chopin, en los que podemos recordar momentos de los impromtus, mazurcas... en definitiva, del mundo expresivo del compositor polaco con quien tanto se identificaba Mompou”.

        La Cançó de bressol (Berceuse) fue compuesta con motivo del bautismo de Elisenda, una de las hijas de los Janés. Al tema inicial, franco y delicado, como un canto popular catalán, se le opone un segundo tema que contrasta con el primero por contener ligeras asperezas armónicas. Tras la reexposición del primero, interviene un tercer tema lírico e intimista y, como conclusión, de nuevo el primer tema.

        Adolf  Pla ha difundido la música de Federic Mompou en más de una veintena de países de tres continentes. También ha impartido clases magistrales y conferencias sobre el compositor catalán en universidades y conservatorios. Sus investigaciones y técnica dan como resultado una ejecución de las obras de Mompou totalmente afines al pensamiento del maestro, interpretándolas con una pulcritud y una fineza admirables.

 


Escrito por Joaquim Zueras
Desde España
Fecha de publicación: Julio de 2012
Artículo que vió la luz en la revista nº 23 de Sinfonía Virtual.
ISSN 1886-9505



 

 

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