Carlos González Ludeña, José de Cañizares (1676-1750): vida y obra de un libretista entre el Barroco y la Ilustración, Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII, 2023, 188 pp.
Los historiadores de la cultura interesados en los estudios de literatura y música estamos de enhorabuena con la reciente aparición de José de Cañizares (1676-1750): vida y obra de un libretista entre el Barroco y la Ilustración. Se trata de un trabajo exhaustivo y revelador que arroja luz sobre de uno de los libretistas más destacados de un período a menudo mal conocido, y por ello tildado de decadente: el Bajo Barroco o Barroco ilustrado.
A lo largo de 188 páginas, Carlos González Ludeña nos lleva de la mano por un viaje riguroso a través de la vida de José de Cañizares, desde sus primeros años hasta su muerte y su legado en el panorama poético-musical español y europeo, pasando por su juventud como militar y por su plenitud como escritor. Con el objetivo de escribir una biografía actualizada, parte de un estado de la cuestión, donde reúne y revisa críticamente los discursos fragmentarios que la historiografía y la crítica literaria han ido vertiendo durante siglos. Todo ello contrasta con los nuevos hallazgos exhumados por el investigador, que demuestra haber explorado meticulosamente la formación, las influencias y las circunstancias que moldearon la carrera de Cañizares en la corte y más allá de ella.
Una de las fortalezas más destacables del libro es su examen detallado del contexto histórico y cultural que acompañó las peripecias vitales del poeta. Este análisis permite comprender el oficio de los libretistas en un período caracterizado tanto por la asimilación de nuevos géneros, como por la transformación de los antiguos: es el caso de las zarzuelas, las serenatas, los oratorios, las cantatas y las óperas del siglo XVIII. González Ludeña trata con profundidad la evolución de sensibilidades que se da con el cambio de siglo, tránsito en que Cañizares juega un papel fundamental, junto a otros poetas clave como Antonio de Zamora, que ha estudiado Jordi Bermejo con aguda mirada.
Merece también destacarse que este reciente libro, por fin, explora la vida y la obra de José de Cañizares desde una perspectiva crítica, desprendido de aquellos lugares comunes y prejuicios repetidos hasta la saciedad en manuales enciclopédicos de historia de la literatura y del arte dramático que, por ejemplo, lo hacían merecedor de laureles solo por sus comedias de figurón, y relegaban a un segundo plano ―o directamente al olvido― su teatro musical y sus letras para cantar. El autor de El dómine Lucas, en efecto, es mucho más que eso, como ampliamente demuestra el trabajo de González Ludeña. Hay un olimpo nada desdeñable entre el de aquellos poetas que desarrollaron su carrera en la España de los Austrias y el de los ilustrados neoclásicos de la segunda mitad del siglo XVIII.
Si pudiera pedirse algo más de este excelente estudio, aunque sea un deseo para una hipotética segunda parte, sería un mayor vínculo con el teatro del Siglo de Oro, desde las experimentaciones poético-musicales que Lope de Vega llevó a cabo en piezas mitológicas como la temprana Adonis y Venus y que le llevaron a escribir el libreto de La selva sin amor, hasta los hitos de Calderón de la Barca y Francisco Bances Candamo. Este poeta, que mereció el puesto de dramaturgo oficial de Carlos II y que también vivió el cambio de siglo, tuvo una gran sensibilidad musical y fue uno de los que más contribuyó a preparar el gusto del público por la música escénica que triunfaría poco después. Así, por ejemplo, mucha de la terminología musical que maneja José de Cañizares y en la que el investigador repara es léxico que abunda en las comedias y en las zarzuelas del dramaturgo asturiano.
Es de valorar que el estudio de Carlos González Ludeña sitúe la obra de Cañizares dentro de un contexto musical internacional ─fundamentalmente Italia, Francia y sus respectivas influencias─, y examine su relación con otros literatos y músicos prominentes, así como los vínculos con la clase dirigente del momento, posición que le permitió ocupar algunos de los cargos literario-musicales más relevantes de la corte española. Cabe recordar que el padre del literato había sido procurador de los Reales Consejos, y hay constancia de que mantuvo contactos con los círculos poéticos del momento. Por ejemplo, fue nada menos que dedicatario de la segunda edición de la Primera parte de comedias de Agustín Moreto, de 1677. El éxito que cosechó su hijo se explica por un gran talento artístico, por el círculo de influencias que supo mantener y ampliar y por la habilidad de capturar la complejidad de la sociedad española en un momento de tránsito, en que se estaban modernizando tanto los espectáculos para el vulgo como aquellos dirigidos a la élite.
En resumen, José de Cañizares (1676-1750): vida y obra de un libretista entre el Barroco y la Ilustración es una obra imprescindible para cualquier persona que quiera acercarse a este literato, pues ofrece su biografía más completa hasta la fecha, con datos inéditos, en el marco de un rico debate de ideas sobre los espectáculos del período. Asimismo, con su erudición, claridad y profundidad de análisis, la contribución de Carlos González Ludeña cubre un interés más amplio, al colmar una laguna clave acerca de la profesión de libretista que ocuparon muchos dramaturgos de la Modernidad. Ilumina así, con sus páginas, una gran cantidad de aspectos sobre la historia del teatro y de la música en las estéticas del siglo XVIII que hunden sus raíces en el Siglo de Oro.
Escrito por Gaston Gilabert
Desde España
Fecha de publicación: verano de 2024
Artículo que vió la luz en la edición nº 47 de Sinfonía Virtual
www.sinfoniavirtual.com
ISSN 1886-9505
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