América en el Flamenco. Faustino Núñez. CIOFF España, 2021. 598 pp.
El musicólogo Faustino Núñez nos tiene acostumbrados a buenos materiales de estudio sobre historia del flamenco y, de nuevo, su última publicación no defrauda. Lleva bastantes años señalando la importancia de América en la forja de muchos estilos flamencos, tesis que desarrolla ampliamente en este libro, el cual pasamos seguidamente a comentar.
Lo más interesante y novedoso del libro, para nosotros, y creemos que también para la Flamencología (aunque sea palabra de poco gusto para el escritor gallego), es el enfoque respecto de la “influencia” de América en el flamenco, más allá de un traspaso palpable o tangible de músicas, danzas o canciones entre uno y otro continente (América-Europa). Faustino propone que la influencia de América se notó desde el momento en el que se descubre una nueva tierra desconocida para los europeos, y el cambio de paradigma que supone asumir la existencia de un nuevo continente, con el consiguiente cambio de mentalidad y su reflejo en todos los ámbitos de la sociedad, música incluida.
Núñez reflexiona sobre lo “Indiano” y lo “Negro” en la música, retomando temáticas de trabajos previos en esta materia que están dando nuevos frutos al respecto de qué se entiende por elemento “negro” o “indiano” en la música, más allá de considerar su asociación con África o con los indígenas. Cita trabajos previos como los de Meira Goldberg On the blackness of flamenco, o Guillermo Castro Músicas 'negras' y flamenco. Relaciones musicales y traspasos entre músicas africanas, indígenas y españolas, que han abierto nuevas sendas en este aún insuficiente explorado campo artístico.
Otro aspecto interesante es la proposición de bautizar a los estilos de danza conocidos bajo el nombre de chaconas, zarabandas, guineos, etc., como “danzas atlánticas”, sustituyendo la denominación de “danzas de negros o africanas”, usada más comúnmente hasta hoy. Y señala a América como clave en el establecimiento de la armonía funcional con los bajos de danza y las progresiones armónicas, que desde mediados del siglo XVI crearán las estructuras armónico-rítmicas que serán la base de los futuros estilos flamencos, en las que destaca el autor un importante enriquecimiento rítmico.
Faustino Núñez repasa todos los estilos flamencos que pueden relacionarse con América, desde el fandango indiano, hasta la petenera, zapateado, guajira, tango, rumba, milonga… atendiendo igualmente a los instrumentos, como el cajón peruano (ahora flamenco), y el tres, hoy tocado por Raúl Rodríguez como un instrumento novedoso que aún no se ha consolidado. Géneros como el jazz, el rock y el pop son igualmente tratados en el libro.
Incluye Núñez enlaces QR para audios explicativos y partituras con buenos ejemplos que ilustran sus ideas. Hoy se hace imprescindible este tipo de material a la hora de establecer nuevos modelos en la historia musical del flamenco. No olvidemos que el flamenco es música, y aunque puede estudiarse desde muchos otros campos, como la antropología, sociología, política, literatura, etc., la parte del desarrollo musical y su evolución requiere de expertos en musicología que conozcan además el flamenco en profundidad, y en esto Faustino es de los más adecuados. Por ello se hace indispensable la partitura. Es de agradecer igualmente el completo índice onomástico y de materias que incorpora el libro en su parte final.
La principal conclusión del musicólogo Núñez es que el flamenco es un género de ida y vuelta, consecuencia de la evolución musical de estilos precedentes nacidos, desarrollados, influenciados y extendidos en un vasto territorio comprendido entre España y América.
Como puntos criticables del libro está el mantenimiento de alguna idea o dato que los estudios en flamenco vienen repitiendo sin constatación, como la presencia de Santiago de Murcia en América (p. 218), de la cual no hay constancia. Pesa en el imaginario flamenco el compás de 6/8 como de origen africano (p. 443), algo con lo que no estamos de acuerdo, aunque este compás pueda darse allí (este tema merecería un profundo estudio). Y se cuela de vez en cuando la calificación de “africano” para estilos como el cumbé (p.235), cuando en otras partes el autor cuestiona esta procedencia (p. 234). Núñez emparenta la jácara con géneros afroamericanos (p. 284), por su cercanía musical con el fandango, algo cierto, pero esta relación pensamos que es más bien una evolución de formas anteriores desde la folía, una consecuencia lógica evolutiva de música autóctona española: folia-jácara-fandango. Son ciertas puntualizaciones que no estropean la calidad e importancia de esta obra que debería estar en toda biblioteca musical que se precie.
Escrito por Guillermo Castro Buendía
Desde España
Fecha de publicación: verano de 2022
Artículo que vió la luz en la edición nº 43 de Sinfonía Virtual
www.sinfoniavirtual.com
ISSN 1886-9505
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