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Amalia Molina (1885-1956). Memoria de una universal artista sevillana de Ángeles Cruzado

Guillermo Castro



(Nº 42, Invierno, 2022)



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RESEÑAS

 

Amalia Molina (1885-1956). Memoria de una universal artista sevillana.
Ángeles Cruzado. Asociación Cultural Benilde, Sevilla 2020. 299 págs.


La periodista e investigadora de Huelva Ángeles Cruzado aborda en su segundo libro flamenco la vida profesional de la importante artista sevillana Amalia Molina. Con un lenguaje más ameno que en su primera obra sobre “La Cuenca”, en la que participó junto a José Luis Ortiz Nuevo y Kiko Mora, Ángeles traza de forma cronológica un recorrido artístico muy preciso por medio de un amplio vaciado de la prensa española, europea y americana. Son nuevos datos en su mayoría, que completan la biografía realizada en 1916 por Arturo García Carrafa, la única obra que disponíamos hasta ahora que atendía a esta bailaora y cantaora que estuvo en activo y plenitud hasta la década los 50, bastante entrada en años, y que giró por medio mundo con extraordinario éxito.

Amalia Molina aprendió baile de los principales maestros de su tiempo, José Otero y Ángel Pericet, entre otros, y debuta a la tierna edad de 10 años. Su repertorio principal serían los bailes boleros y de palillos, como las peteneras y las soleares de Arcas, pero también se relacionó con flamencos como La Macarrona, Chacón, de quien admiraba su cante, Paca Aguilera, El Mochuelo, Miguel Borrull o Adela Cubas por citar unos pocos. Además solvencia en los bailes flamencos, donde hay que señalar su maestría en tangos, zapateados o el fandango, tocando las castañuelas fue una maestra.

Destacó también como cantante y cantaora, estrenando numerosas partituras de composiciones escritas ex profeso por autores como Manuel Castillo, Modesto Romero, Ricardo Yust, José Padilla o Font de Anta, incorporando igualmente en su repertorio aires folclóricos como jotas, cantos charros, cantos asturianos, pravianas… que intercalaba con cantes jondos, como las soleares, tientos gitanos, marianas, granadinas, malagueñas… Viajaba con varios baúles con un valioso vestuario que fue robado en varias ocasiones a tenor de lo que nos revela Cruzado, y tenía un diseñador de escenografía que se encargaba del atrezzo según el número que fuera a interpretar y el escenario en cuestión, algo que cuidaba mucho la artista sevillana.

No atiende Ángeles a su amplia e importante discografía, una pena, género donde destacó Amalia, única forma de medir su arte en el contexto donde le tocó vivir y competir, el género de las variedades y el flamenco con orquesta. Nada fácil, en una época en la que el desnudo y la llamada “flamenquería” eran muy criticados, por su bajo nivel moral y la chulería y chabacanería que reinaba en estos ambientes, donde por lo general no se respetaba a los artistas. No fue el caso de Amalia que se abrió paso con espectáculos “decentes” de gran calidad, muy bien acogidos por la crítica en la prensa, llenando teatros extranjeros muy importantes en Londres, París o Nueva York y otras ciudades en Estados Unidos, Cuba o México. Justifica la autora esta carencia en la introducción, apuntando que sus interpretaciones hay que ponerlas en relación al número musical donde se integran, analizándolas como algo más global, incluyendo la coreografía, la interpretación dramática y la canción, algo imposible de hacer hoy en día por las carencias de estas fuentes documentales.

No obstante, habría sido de interés incorporar en la parte final del libro, junto a las fotos de la artista, una lista de las músicas que registró, muchas se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid, y de los bailes y espectáculos que interpretó a lo largo de su carrera, algo que habría facilitado un estudio posterior por parte de otros investigadores. A pesar de ello es un libro valioso y necesario, lleno de datos que interesarán a los lectores, porque Amalia Molina fue una artista fuera de serie y ha permanecido algo olvidada en la historia del flamenco.


 

Escrito por Guillermo Castro
Desde España
Fecha de publicación: Invierno de 2022
Artículo que vió la luz en la edición nº 42 de Sinfonía Virtual
www.sinfoniavirtual.com
ISSN 1886-9505


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