Marta Vela: Correspondencias entre música y palabra. Un estudio sinestésico sobre Harmonie du soir, Baudelaire/Debussy, y Le Gibet, Bertrand/Ravel. Academia del Hispanismo, 2019, 148 pp.
La relación existente entre la música y la palabra ha sido objeto de controversia desde tiempos inmemoriales. Marta Vela nos ofrece en este libro un completo itinerario por la Historia de la Música con un enfoque muy particular: cómo esa siempre conflictiva correspondencia entre las dos artes ha sido tratada a través de las distintas épocas hasta el s. XX. Dicho recorrido se realiza por medio de abundantes citas y testimonios de compositores y musicólogos, referencias a obras características dentro de la producción musical de cada época y llevando a cabo como colofón un detallado y riguroso análisis de dos obras que representan perfectamente la síntesis entre música y palabra dentro del movimiento simbolista francés: Harmonie du soir de Charles Baudelaire, perteneciente a su colección de poemas Les Fleurs du Mal y convertido en música por Claude Debussy en el cuarto de sus Préludes I, y Le Gibet, parte integrante de Gaspard de la Nuit de Aloysius Bertrand, que sirvió de inspiración a Maurice Ravel para la composición de su obra homónima.
En primer lugar, se ofrece una precisa descripción de la evolución histórica del concepto de sinestesia, entendido como el intercambio de ideas entre distintas disciplinas artísticas:
De este modo, entendemos la sinestesia –un recurso de significación figurada en sí mismo– como una metáfora de estas correspondencias artísticas trasladables, que dependen de la sensibilidad del compositor, como receptor del texto y, en buena medida, responsable de su recreación sonora a través del lenguaje musical (1).
El motete imitativo de Desprez, los madrigalismos, el dramatismo siempre presente en la obra de Bach, el sutil tratamiento de las tonalidades en La Creación de Haydn, el maridaje entre texto y música en los Lieder de Schubert y por supuesto la lucha entre formalistas y contenidistas que marcó el discurso estético en la música del siglo XIX. Heredera de dicho debate es la Gesamtkunstwerk wagneriana que, a su vez, tuvo una gran influencia en el impresionismo francés.
Después, Marta Vela ahonda en el concepto de las estructuras y procesos compartidos tanto en la música como en la poesía, de cómo ambas artes tratan de transmitir el mismo mensaje, pero con diferentes recursos.
Se observan, así pues, ciertas “correspondencias” entre música y palabra, trasladadas en sentido bidireccional y, de este modo, complementario, en virtud de las íntimas relaciones de ambas a lo largo del tiempo, relativas a la forma y al ritmo estructural, a la selección y combinación de los elementos del discurso, a través de la morfología y el desarrollo temático, a la organización sintáctica desde la armonía y, en un sentido emotivo, a la atmósfera de la obra, elaborada, generalmente, con descriptivos que pueden ser percibidos de manera intuitiva (2).
De entre los ejemplos ilustrativos de Schubert, Liszt, Tchaikovsky o Ravel, cabe destacar el análisis comparativo del Prélude à l’aprés-midi d’un faune de Debussy con la égloga homónima escrita por Mallarmé, en la que dicha composición está basada, y el análisis motívico de la Symphonie Fantastique, como ejemplo de música programática.
Así pues, el tema de l'idée fixe se escucha en todos los movimientos de la obra, al igual que la amada preside todos los párrafos del programa, aunque su fisonomía musical cambie, según avanza la narración del texto, dado que el personaje evoluciona a la par que el tema inspirado en él (3).
Finalmente llegamos al núcleo de este ensayo: el estudio comparativo entre Harmonie du soir y Le Gibet: amén de un certero análisis literario y musical, que pone de manifiesto la destreza y los amplios conocimientos de la autora en ambos campos, la autora nos llama la atención sobre las afinidades estéticas entre Baudelaire y Debussy, y Bertrand y Ravel, explicando cómo los textos son maravillosamente traducidos al lenguaje de la música con gran fidelidad y sutileza, preservando, en ambas versiones, el mismo discurso artístico, la expresión última de todas las artes.
Los emparejamientos Baudelaire/Debussy y Bertrand/Ravel tampoco resultan, por tanto, fruto de la casualidad, sino que responden a las afinidades estéticas entre ambos: en el caso de las dos primeras obras, la expresión de la belleza y su recreación a través de un lenguaje basado en ambientes sinestésicos y evanescentes, desde una idea irrenunciable de perfección formal; en el caso de las dos siguientes, la recreación del pasado, a partir de la imagen de índole fantástica, elaborada con una suerte de elementos pintorescos, procedentes de una poderosa imaginación pictórica (4).
Sin duda, se trata de un libro de obligada lectura para todo amante del Simbolismo y de la problemática de la relación entre la música y la poesía, escrito con el máximo rigor y aportando un refrescante punto de vista a un tema aún muy discutido en la actualidad.
(1) Vela, M., Correspondencias entre música y palabra, Vigo, 2019, p. 28.
Escrito por Alberto Menjón
Desde España
Fecha de publicación: Verano de 2019
Artículo que vió la luz en la edición nº 37 de Sinfonía Virtual
www.sinfoniavirtual.com
ISSN 1886-9505
|