ALGUNAS IDEAS SOBRE EL USO DE LOS FORMATOS DE INTERACCIÓN MUSICOVISUAL COMO BASE DE LA EDUCACIÓN EN MEDIOS
Ana Sedeño Valdellós
Son muchas las voces que han defendido los medios como una herramienta multidisciplinar en la enseñanza. La educación para una conciencia crítica de la sociedad y la cultura y de sus procesos de cambio, tan ligados a la tecnología, debería ser el reto máximo y la base, la herramienta para superar la grieta, la falla entre la concepción de la educación como aprendizaje de la herencia propia (en su sentido nacional) y la realidad de nuestro entorno cultural, donde “la cultura musical y visual es de entrada americana (de Estados Unidos) y planetaria, precomprada por todos los medios europeos” (Hargreaves, 1996, 69). Entre otras, una razón para adentrarse en todas las consecuencias de esta afirmación es el alto nivel de atracción y seducción de las imágenes, el grado de inmersión y pérdida de las nociones de espacio y tiempo que algunas consiguen (videojuegos, por ejemplo), con sus efectos en la disolución de los límites entre la realidad y la ficción.
La incorporación de la cultura popular a la escuela puede ayudar al estudiante a comprender muchas de las claves que se encuentran en el centro de las reflexiones sobre el concepto de cultura en la actualidad la como diferenciación entre alta cultura-cultura popular-cultura de masas y las funciones sociales de la cultura. En definitiva, entender cómo funciona la sociedad de la que son miembros y con la que los alumnos se definen más fuertemente.
En la confluencia entre estos dos ámbitos, los medios de comunicación y la cultura popular, se encuentra una materia expresiva, la música, lenguaje especializado que es disfrutado por muchos pero practicado por pocos y espacio puente que permite una perspectiva múltiple de análisis. El hecho histórico indudable en los últimos sesenta años se vuelve su relación con la tecnología: la música se ha adaptado a los medios y sus particularidades, con la cristalización en ciertos formatos audiovisuales, construidos bajo la interrelación e interacción mutua de todas sus materias expresivas.
Sin embargo, actualmente, los textos musicales no se consumen solos sino en constructos comunicacionales multimedia; por ello, es necesario profundizar en las interacciones mutuas sobre las materias expresivas que construyen fórmulas de relación, con un papel en la consolidación de estereotipos. Momentos de hibridación cultural como los actuales no hacen más que acentuar la capacidad y tendencia de materias expresivas como la música y la imagen por interconectarse y aumentar su interdependencia. Los alumnos deben aprender a localizar intertextualidades entre géneros y formatos audiovisuales.
Estos formatos musicovisuales son un estímulo para el análisis crítico: permiten el descubrimiento de las formas portadoras de la cultura dominante, deconstruyen las convenciones de géneros y estilos, detrás de los que se esconden formas ideológicas canónicas. La música clásica, por ejemplo, refleja la visión humana del mundo que dio origen a la ciencia (Small, 1989). Qué refleja la música popular y sus innumerables formatos, así como su relación con la cambiante tecnología se convierten en terrenos en los que es necesario hacer reflexionar a los alumnos.
Quizás sea el campo de la representación el que más puede acercarse a una atención crítica de los medios, pues trata de debatir con los alumnos aspectos como el realismo, la veracidad, las interpretaciones y los estereotipos de los textos de los medios de comunicación. En este terreno, todos los esfuerzos educativos deberían tender a encarnar la música en un autor y unos intereses personales y corporativos detrás, desenmascarando la tendencia que tienen los chicos a pensar en ellos como mensajes objetivos, transparentes. El videoclip es un terreno privilegiado para reflexionar sobre cómo los diferentes géneros y estilos musicales gestionan su visualidad en cuanto universos musicales: heavy, pop, música electrónica conllevan valores, modas distintas y a veces implícitas que devienen distinciones para sus fans. Sin embargo, la tecnología con la que se producen y distribuyen es la misma, lo que acerca su consumo y análisis a la escuela.
Por otro lado, los videojuegos son un terreno privilegiado para el trabajo en estos temas. Los alumnos pueden realizar actividades de comparación musical entre videojuegos. Un elemento a debatir es sobre qué les aporta la música para seguir el flujo de los elementos escénicos, la diferenciación en pantallas y el papel de la misma en la cohesión de un entorno fuertemente fragmentario con múltiples personajes y acciones a gran velocidad. Deberían localizarse significativas diferencias entre la música para videojuegos de acción que para los de estrategia y acción, en estilos, tempos, variedad en la instrumentación y su interacción con el texto y la imagen.
Otro tema sería el análisis de las audiencias. Los mensajes mediáticos dan información sobre cómo se conciben y piensan las audiencias desde un punto de vista del productor y de los creadores del mismo, que les lleva a tomar decisiones sobre unos objetivos a alcanzar, un tratamiento, el tipo y grado de disfrute que desean lograr y todas estas ideas según unos parámetros sociales y demográficos.
“la audiencia es una construcción social, como lo son las formas artísticas a las que sus miembros están orientados; su relación con las artes, lejos de consistir en una simple búsqueda del placer, es un proceso social complejo que implica el desarrollo de las distintas formas de recepción y utilización de la cultura simbólica con consecuencias para la reproducción social de los grupos de estatus” (Zolberg, 2002, 45).
Mediante este tipo de formatos, se vuelve fácil la reflexión acerca de la creación de los públicos por parte de las grandes corporaciones e instituciones que conforman las discográficas, las grandes firmas internacionales (con su definición de marcas y productos…).
El vínculo entre música y tecnología en educación da infinitas posibilidades compositivas de producción visual, por la flexibilidad, versatilidad y economía de las actuales herramientas informáticas de composición y edición musical y sonora.
Quizás sería necesario crear vínculos entre la escuela y algunas instituciones de investigación musical, que sería muy distinto al actual desinterés pedagógico especialmente en primaria y secundaria por la tecnología de creación de ciertos géneros como la música electroacústica y electrónica. Pero para que todo esto sea una realidad, hay que implementar políticas, concretar currículos que materialicen algunas de las ideas aquí desarrolladas, para llegar a lo que se ha dado en llamar la sociedad educativa, en la que toda la vida personal y social sea objeto de aprendizaje.
BIBLIOGRAFÍA
BUCKINGHAM, D. : Educación en Medios: Alfabetización, aprendizaje y cultura contemporánea, Paidós, Barcelona, 2003.
HARGREAVES, A. Profesorado, cultura y postmodernidad, Morata, Madrid, 1996.
MORDUCHOWICZ, R.: A mí la tele me enseña muchas cosas, Paidós, Buenos Aires, 2001.
SMALL, C.: Música, sociedad, educación, Alianza, Madrid, 1989.
ZOLBERG, V.L.: Sociologia de las artes, Fundación Autor, Madrid, 2002.
Escrito por Ana María Sedeño Valdellós
(Doctora en Comunicación Audiovisual)
Desde España
Fecha de publicación: Enero de 2010.
Artículo que vió la luz en la revista nº 0014 de Sinfonía Virtual