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JEAN-FÉRY REBEL: UN MÚSICO DE CORTE
Juanjo Cura

Les propongo un ejercicio. Escuchemos este fragmento:


(ponedlo). ¿En qué siglo lo situarían? Posiblemente 1º mitad del XX. ¿Stravinski? ¿Penderecki? No. Rebel.

Dibujo de Antoine Watteau (1684-1721)Catherine Cessac, especialista en música barroca, nos apunta que a Jean Baptiste Fery Rebel “le hubiera bastado con componer únicamente Les Elements y su asombrosa obertura, Le Chaos, para hacer de él una celebridad”. Claro, esto hubiera sido imposible toda vez que se llega a algo después de mucho andar. ¿Es que acaso estos pocos compases convierten a Rebel en un progresista, en un adelantado a su época? Claro que no, más bien diría que las épocas que le siguieron deben mucho a su genio. Haydn es un claro ejemplo de ello: la obertura de La Creación tiene las mismas intenciones que la de Les elements (1737) de Rebel. ¿No es el caos primigenio del universo propuesto por Rebel una sugerencia del big-bang? No es que quiera ir más allá ni siquiera sugiero que él lo haya pensado, pero no cabe duda que había leído a los filósofos de su tiempo y también a los antiguos. Rebel era un hombre muy culto y muy profundo. Nada en su obra está librado al azar. En el siglo de las luces una armonía oscura seguramente habría sido un inequívoco símbolo del caos (“Me he atrevido a combinar la idea de la confusión de la armonía con la de la confusión de los elementos. He tenido la osadía de hacer oir primero todos los sonidos entremezclados o, más bien, todas las notas de la octava reunidas en un único sonido”, nos cuenta Rebel). La armonía perfecta con la que concluye la obra será lógicamente la luz (“Tras la disonancia se escucha el acorde perfecto”).

Rousseau (1712-1778)Seguramente conocedor de la filosofía de J.J. Rousseau (quien eraadmirador de la obra del músico –si es que podría decirse que J.J.R. admirara a alguien…) no escaparía Rebel a sus enseñanzas. Su genio musical se ayudaba de un equilibrado carácter con unos “empujoncitos” de coincidencias afortunadas que guiaron su vida y su carrera. Con todo, y haciendo honor a su apellido, Rebel se las ingeniaría maravillosamente para lograr acuerdos entre su genialidad creativa y las convenciones de su época. Por eso pudo ser un pionero en su propio tiempo y un profeta en su propia tierra. Rousseau afirma sobre “Caprice” que es una “suerte de pieza libre, no atada a ningún género, dando al compositor completa libertad de imaginación e ímpetus”.

Algunas frases de Rousseau nos ayudarán a entender mejor la vida de Rebel:


- “Si la razón hace al hombre, el sentimiento lo conduce”: en la dedicatoria de Les Elementos Rebel dice al príncipe de Carignan (quien le encargó la obra) “El genio no acepta imposiciones, es y quiere ser independiente. Pero puede hallar su fuente en el deseo de agradar a V.E.”

- “Es verdaderamente libre aquel que desea solamente lo que es capaz de realizar y que hace lo que le agrada”. Tal fue nuestro autor.

- “La conciencia es la voz de las almas, las pasiones son las voces del cuerpo”. No es casual que Rebel haya elegido reemplazar su dedicación a las composiciones líricas por otro género, que lo tiene como creador: la sinfonía de danza.

- “Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza”. Rebel (sobre “Les Elements”: “El bajo expresa la Tierra por medio de notas ligadas y que se tocan con golpes bruscos. Las flautas imitan las corrientes de Agua y su murmullo mediante líneas de canto ascendentes y descendentes. El Aire se pinta con ligaduras seguidas de cadencias formadas por los flautines. Finalmente, los violines representan por medio de trazos vivos y brillantes la actividad del Fuego”.

- “La juventud es el momento de estudiar la sabiduría; la vejez, el de practicarla”. “Les Elements” es la última obra de Rebel, quien, habiendo dejado la composición, la retoma a pedido de Carignan.

- “Si quitáis de los corazones el amor a lo bello, quitaréis todo el encanto de vivir”. Rebel: “He considerado que podría representar aún mejor el caos de la armonía si, al desplazarme por los distintos Caos sobre diferentes acordes, conseguía dejar indecisa la tonalidad final sin ofender al oído, hasta que acaba por determinarse en el momento en que los Elementos se desenmarañan”.

Dos encuentros que signaron su vida

Siendo Rebel un niño, su precoz genialidad fue descubierta por Lully, para quien su padre, cantante, había trabajado. La admiración de Jean padre hacia quien era por entonces superintendente de la música de Luis XIV era tal que puso a su hijo el mismo nombre. Esto determinó sus próximos años, dedicados a la composición en música vocal (inerciado por el ambiente musical familiar), a la ejecución del violín y del clave en distintos organismos reales, y a la dirección. Culmina este período con Ulysses (1703), su única tragedia musical.

A partir de allí compuso otras obras vocales menores hasta que en 1711 escribe “Caprice”, una obra con toda la intención de mostrar las virtudes del instrumento que mejor dominaba, y para el cual Rebel escribió las primeras obras de tour de force. Pero el destino le tendría deparada otra sorpresa: tuvo el acierto de estar en la representación Francoise Prevostla notable bailarina Fracoise Prevost, quien imaginó estar bailando esa música mientras la escuchaba. “La creación de la sinfonía de danza surgió pues de una circunstancia poco común: el encuentro ingenioso entre un compositor y una bailarina”, nos dice Cessac. Rebel encontró en la bailarina un alma artística gemela: de allí en más las obras de Rebel tendrían a la Prevost y a sus alumnas más destacadas como destino. Su genialidad encontró la razón que necesitaba para desarrollarse: “La Boutade” (1712), “Les Caracteres de la danse”  (1715), “Terpsichore” (1720), “La Fantaisie” (1729), de la cual tomaría números que desarrollaría en trabajos posteriores, “Les plaisirs champetres” (1734) y  finalmente “Les Elements” (1737), su obra más significativa. A su vez, la música de Rebel sirvió de inspiración artística a la coreógrafa y maestra, así como a generaciones posteriores de danzantes. La dupla Rebel – Prevost gozó de gran fama y reconocimiento. Este feliz trabajo conjunto dio su fruto en la unión matrimonial del hijo del músico (el no menos genial Francois) con la hija de ella.

La maestría de Rebel en estas obras dancísticas, además de su libertad compositiva, fue el original agrupamiento de estilos, dando por resultado una mixtura con lo más apasionado de la música italiana y la delicadeza de la música gala, dándoles un dinamismo y unos contrastes que marcarían el futuro compositivo de éste y otros géneros musicales. Revisando los movimientos de las sonatas o las sinfonías de danza surgen sorpresivos números llenos de energía donde tradicionalmente se esperaban momentos de serenidad y, por el contrario, un final sonata, sereno y austero, que inexplicablemente dejaba la necesidad de una obra nueva. Este factor sorpresa, junto el notable respeto que sus pares y su público dispensaban a este hombre sencillo y profundo a la vez, dio la posibilidad a Rebel de ser querido y admirado en vida.


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Escrito por Juanjo Cura
Desde España
Fecha de publicación: Julio de 2009.
Artículo que vió la luz en la revista nº 0012 de Sinfonía Virtual

 
 

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