MUSIC FOR FALLING FROMM TREES, PETER BRODERIK.
Daniel Martín Sáez
Autor: Peter Broderik.
Intérpretes: Peter Broderik.
Grabación:
Peter Broderik.
Discográfica:
Locomotive
Lanzamiento: 7 de julio de
2009
Duración: 33 minutos
Peter Broderick nació el 20 de Enero de 1987. A los siete años ya era un virtuoso del violín, la guitarra, el piano, el banjo y la mandolina. Tras finalizar sus estudios en Inglaterra, Peter viaja a Pórtland, Oregon, donde se especializó en teoría musical y dirección de cine. Durante ese época Peter toco en varios grupos musicales y consiguió varios trabajos de músico de sesión para artistas como M. Ward. A finales de 2007, recibe la invitación de sus héroes musicales, la banda danesa Efterklang, para mudarse a Copenhague y unirse a ellos. Desde entonces no ha parado de tocar por todo el mundo, encontrando, sin embargo, tiempo para grabar varios discos en solitario.
Nota: Intentaré expresar, en la medida de lo posible, cuales son los puntos clave para entender esta obra. Sólo al final de un breve recorrido por ella estaremos capacitados para expresar nuestro juicio. Por tanto, al final de este escrito encontrarán la conclusión a la que hemos llegado, pero ésta no merece ser leída sin el análisis anterior. Aunque estoy convencido del mío, me gustaría, no obstante, que se tuviesen en cuenta otros puntos de vista.
Falling From Trees es el título del nuevo espectáculo de danza contemporánea de Adrienne Hart. La obra se centra, según sus propias palabras, “en un hospital psiquiátrico” y se basa en “la lucha de un hombre por mantener su identidad en circunstancias extremas”. La narración transcurre desde la internación del paciente en el hospital, pasando por su experiencia personal, hasta el momento de la recuperación y la vuelta a la vida normal. En busca del apoyo musical correspondiente, la coreógrafa londinense acudió a Peter Broderick. El virtuoso del violín aceptó la invitación y comenzó a trabajar tan pronto como le fue posible: “La danza se estrenó el 21 de enero, así que tuve unas tres semanas para crear la partitura”.
De este modo, centrando su atención en instrumentos de cuerda y piano, tal y como la misma Adrienne le había propuesto, obtuvo un buen resultado. Broderick cuenta en el folleto del disco que decidió desde el principio limitarse a dichos instrumentos, cuyas posibilidades hubo de explorar a la hora de materializar las ideas plasmadas en el guión:
En el guión aparece el sonido del tic-tac de un reloj. Hice este sonido pulsando el cuerpo del violín con mis uñas. El sonido de una descarga eléctrica a la paciente está representado por un rápido, distorsionado acorde de piano. Y todos los demás sonidos y tonos graves fueron realizados por la ampliación y la transformación del violín y/o el piano. (1)
Otro elemento clave es la improvisación, debida en parte a las limitaciones de tiempo, en la que Broderick trabaja sin descanso en los pocos días de que dispone:
“Después de conseguir dos temas con el piano, comencé a grabar utilizando estos pequeños temas e improvisando sobre ellos. La mayoría de las secciones tienen un pequeño núcleo compuesto y, a continuación, el resto es improvisado. Por suerte para mí este método parecía funcionar” (2)
Estamos por tanto ante una música ecléctica, que goza de las características de la composición reflexionada y la espontaneidad de la improvisación. Es así como el compositor americano llegó a las siete partes que constituyen la música de Falling for trees, cuya duración total es de treinta minutos:
- An introduction to the patient (“introducción del paciente”).
- Patient observation (“paciente en observación”).
- Pill induced slumber (la píldora induce el sueño).
- The dream (“el sueño”).
- Awaken / panic / restraint (“despertar / pánico / restricción”).
- The path to recovery (“el camino de la recuperación”).
Aunque el examen más certero sobre la obra habría de hacerse en presencia de la coreografía, lo cierto es que estos pequeños títulos sirven como guía para situarnos y la música parece adquirir un valor independiente, al margen de la coreografía. Quizás debamos apuntar que la capacidad de Broderick para plasmar imágenes se debe fundamentalmente a su trabajo para bandas sonoras de películas, y no en vano se especializó en dirección de cine en sus años de estudio.
Podemos ver algunos ejemplos de ello. En la primera parte de la obra, por empezar desde el principio, estamos ante un paciente encerrado en un hospital psiquiátrico. Los primeros acordes (tenidos, suaves, largos), transmiten de forma clara la soledad del enfermo, por quien pasa agudizado el monótono compás del tiempo (representado, como hemos visto, por los golpes que da Broderick al violín con su uña). En este sentido, podemos asegurar que consigue crear el efecto propicio. Del mismo modo, en la sexta parte de la obra, “electroconvulsive shock”, Broderick logra causar en nosotros una sensación de profunda conmoción mediante la sistemática alternancia de dos tonos casi conjuntos, interpretados por la cuerda y que perduran alrededor de todo el tema, dejando la melodía casi en un segundo plano. Quizás podamos cerrar los ojos e imaginar la situación. En cualquier caso, el resto de la obra goza de similares momentos, desde los que plasma las diversas situaciones de la danza. Cabe destacar también que la mayoría de las veces, cuerdas y piano quedan fusionados bajo una densa textura que nos obsequia una sensación fantasiosa y agradable.
Con todo, nuestra conclusión es la siguiente: el juicio que cabe atribuir a esta obra no es muy complejo. Estamos ante un ejemplo claro de un compositor incipiente con cualidades, que sólo en tres semanas, en su estudio, con su viola, su violín, y un piano viejo (según sus propias palabras), todo ello interpretado y grabado por él mismo, consigue crear un ambiente propicio y alejado de toda pomposidad o partes sobrantes, todo ello de muy buena calidad. Repetimos que su mezcla de espontaneidad y reflexión es lo más original y, en este sentido, merece ser escuchada y su trabajo debe ser tenido en cuenta. Quizás también él, como el enfermo de la historia, sea un ejemplo de superación. Sin embargo, esta obra carece de la genialidad a la que otros compositores nos tienen acostumbrados. Basta con atender a la simplicidad de esta obra y a que su independencia de la coreografía es sólo parcial, por cuanto la complementariedad de música y danza nos prestaría a un análisis menos riguroso, aunque no sé hasta qué punto menos parecido al actual. Podría objetarse que el autor era consciente de ello, y el crear una obra completa no era su intención ni lo requerían las circunstancias, pero en cierto sentido es nuestra obligación hablar de la obra con independencia de las intenciones de su artista. Debíamos dejar claro lo anterior por el simple hecho de que estamos ante una obra publicada y que pretender ser escuchada con independencia de la coreografía para la que fue creada. Mientras que en otras obras nuestra seguridad es plena y uno necesita aconsejar su escucha a cualquiera, no sé hasta qué punto Falling From Trees cumple este requisito, aunque hemos hecho notar que al menos en cierta medida lo cumple.
(1) Traducido de la introducción del disco: /“In the script it called for the sound of a ticking clock. I made this sound by tapping on the body of the violin with my fingernails. The sound of an electric shock given to the patient is depicted by a quick, distorted piano chord. And all other droning and bass tones were made by extending and processing violin and/or piano tones, etc.”/
(2) Traducido de la introducción del disco: / “After coming up with a couple of themes on the piano, I started recording, using those small themes and improvising around them. Most of the sections have a small core that is composed, and then the rest in improvised. Luckily for me this method seemed to work.” /
Escrito por Daniel Martín Sáez
Desde España
Fecha de publicación: Julio de 2009.
Artículo que vió la luz en la revista nº 0012 de Sinfonía Virtual