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ENTREVISTA A HORACIO LAVANDERA
Daniel Martín Sáez

 

Gracias al nuevo lanzamiento del joven pianista Horacio Lavandera, al cual agradecemos su implicación y sus excelentes respuestas, tendremos pronto la oportunidad de disfrutar de uno de los mejores repertorios pianísticos de música española contemporánea. Se trata del cuarto trabajo de Horacio, esta vez en honor a los genios de la música clásica española de la Generación del 51. Lo hará bajo el título de Compositores Españoles de la Generación del 51, e interpretará piezas pianísticas de los más grandes maestros de la música clásica española: Luis de Pablo, Cristóbal Halffter, Antón García Abril, Tomás Marco y Joan Guinjoan..., algunas de las cuales nunca han sido grabadas. También por ello agradecemos el esfuerzo de Horacio y recomendamos a todo melómano la lectura de esta entrevista.

DANIEL MARTÍN SÁEZ

D.M. En primer lugar, Sr. Horacio Lavandera, le agradezco sinceramente su disposición a contestar a las preguntas que le haré como director de Sinfonía Virtual. He de decirle que es un honor para mí poder entrevistarle y espero que las preguntas que he preparado sean de su agrado, sabiendo de antemano que sus respuestas lo serán del mío. Aprovechando la oportunidad que tenemos de poder hablar con un gran pianista como usted, a quien admiramos, querríamos no sólo centrar nuestro interés en su nuevo proyecto sino también encuadrar las preguntas de esta entrevista en una perspectiva global, donde le preguntaremos ora de su obra ora de sus opiniones sobre cuestiones puramente musicales, dando así a conocer a los lectores de esta revista no, como decía, un proyecto determinado, sino a un insigne pianista. Por ello, y en primer lugar, me gustaría preguntarle qué fue lo que le motivó a formar parte del mundo de la música, así como qué significa ésta para usted ahora que se encuentra en un periodo de mayor madurez musical y personal.

H.L. Muchísimas gracias por su consideración y espero sean de su agrado mis respuestas a sus excelentes preguntas.

En primer lugar la música me dio siempre muchísima alegría. Mi padre me enseñó las primeras nociones musicales desde que tengo uso de razón, por lo tanto desde muy pequeño me interesó el universo musical. Desde que comencé a estudiar con él, mi único interés fue conocer lo más profundamente posible  el arte de combinar los sonidos.

Significa muchísimo el haber escuchado tanta música de pequeño que soñaba con interpretar algún día y que luego pude realizar con mayor edad. Esa es una de las más grandes, sino la más grande satisfacción personal. Poder dominar los lenguajes que más me asombraban y conmovían de pequeño.


D.M.
Actualmente usted perfecciona su técnica con el profesor Joseph Colom, de quien ha dado muestras de admiración a lo largo de su trayectoria junto a él. En alguna ocasión he leído que, al igual que con el profesor Antonio de Raco, con ellos se siente inclinado a buscar la perfección. Cuéntenos un poco qué ha aprendido de estos profesores y cómo pretende dicha perfección.

H.L. No puedo decir “técnica” al hablar de estos dos Maestros. La técnica instrumental, es decir, el conocimiento y mecanismo de mi musculatura y la relación con el instrumento los incorporé desde muy pequeño a los siete, ocho años cuando comencé a estudiar con mi tía abuela, Marta Freigido, que había estudiado con Vicente Scaramuzza. Luego a los doce años comencé a estudiar con el Maestro De Raco, quien también había sido formado por Scaramuzza. Trabajé y desarrollécon él el mayor control de todos estos conocimientos físicos sumados al mayor refinamiento del sonido y su artesanía, es decir, explotando en el máximo refinamiento las posibilidades tímbricas y sonoras del instrumento. A su vez, durante el tiempo que trabajé con él amplié mi repertorio de manera ilimitada. Las decisiones en cuanto a qué tocar fue más bien a nivel personal, pero rescato muchísimo que él me haya acompañado sobre mi apertura y mis inquietudes estéticas. Paralelamente a mis estudios con el Mtro. De Raco, estudié Análisis con la profesora Graciela Tarchini, alumna de uno de los mejores compositores de vanguardia argentinos, Francisco Kroepffl. Ella me dio grandes fundamentos a nivel analítico, de elaboración y perceptivo de la música. Esto sin duda me ayudó para tener un gran panorama y una imagen muy sólida de la estructura per se de la música.

A partir de este momento comencé a participar y a ganar concursos en Argentina, empecé a ofrecer conciertos, grabé mi primer disco allí con obras de Mozart, Chopin, Berg y Ginastera.

El año 2001, con 16 años, fue un año decisivo en cuanto al conjunto de decisiones que se deben tomar  para dirigirme a seguir una carrera de concertista. Conocí y trabajé con mi pianista favorito de siempre Maurizio Pollini en  la Accademia Musicale Chigiana de Siena (Italia). En octubre de ese año fui el vencedor del Concurso Micheli en el Teatro de La Scala, cuyos miembros del jurado fueron los maestros Luciano Berio, Charles Rosen, Luis de Pablo, Michel Beroff, entre otros.

A partir de ese momento 2001-2002 hice mis primeros conciertos en Europa, especialmente en Italia aún viviendo en Argentina.

En 2003 recibí una beca a través de la Embajada de España para continuar con mis estudios musicales. Esta fue la gran oportunidad para radicarme en Europa y seguir con el desarrollo de mi carrera. Felizmente yo había contactado al Maestro Iván Citera, ex alumno del Mtro. De Raco y actual profesor del Conservatorio de Aragón, quien me brindo un gran apoyo y me presentó al grandísimo pianista español y excelente persona Joseph Colom.

Por último puedo decir que he comenzado recientemente a tomar clases de dirección orquestal con el Mtro. Jorge Rotter, profesor de la Universidad  Mozarteum de Salzburgo, quien también fuera discípulo de Francisco Kroepffl.

La palabra técnica o escuela es muy difícil de precisar. Me he iniciado desde muy chico con varios  de los  recursos. Hay dos definiciones de lo que yo diría que es una técnica. Por un lado, las enseñanzas fundamentales que hacen a los movimientos y las maneras de tocar el instrumento y que a uno le permiten elaborar música con él, cualquier música. Por otra parte, puedo decir que en realidad deben existir tantas técnicas y escuelas como compositores hay en la historia, porque lo importante es aplicar aquellos elementos técnicos fundamentales con la mayor sabiduría en cada situación en particular y de acuerdo al estilo requerido por cada compositor y su música. Cada uno funda un idioma a través de su obra. Por eso es que no creo que haya UNA escuela ni UNA técnica para tocar el piano.

La “perfección” es la búsqueda incesante e incansable de un intérprete en aprender todas estas escuelas y técnicas, que las hay, como he dicho antes, tantas como compositores  a lo largo de la historia. Esta búsqueda es infinita. Cada intérprete además tiene “su” propia búsqueda y eso es lo bueno e interminable del mundo de la música.

 
D.M. Puede parecer una pregunta un tanto superficial, y sería absurdo creer que el aspecto emocional no tiene un lugar ingente en la trayectoria de un pianista como usted; no obstante, siempre ha resaltado su interés por el aspecto técnico. A mi juicio, la técnica es sólo un trámite necesario sin el cual la emotividad propia del intérprete queda constreñida, si bien una vez alcanzada de algún modo deja de tener valor. Es decir, es la emotividad la que hace grande a un pianista. De este modo, un gran pianista tiene“estilo” (creo sinceramente que usted lo tiene), mientras que otro pianista, a pesar de tener una técnica abrumadora, sólo apunta“maneras”. Como intentaba decirle al principio, sé que estará en acuerdo conmigo, pero me gustaría que nos mostrase su visión sobre la relación entre emotividad y técnica y cómo las conjuga a la hora de tocar.

H.L. Lo emotivo en la música es la gran paradoja y la dualidad tan particular de este arte. La perfección técnica y la intuición  juegan además un rol trascendental. Un compositor, cuando está frente a su papel y decide cambiar el universo con su música, pone en juego la acumulación de millones de trazas de distinta índole, a través de sus genes, de su vida, su contexto, su historia, sus expectativas y sus deseos. Todo ello se traduce en su obra y en su mensaje.

Hay piezas de música que han cambiado el mundo. Uno debe pensar que esa persona estuvo frente a su pentagrama y que hasta ese momento él sólo con su mundo y su lápiz tenían el futuro de la música en sus manos.

Cuando el intérprete decide entrar en el juego del compositor, va reconstruyendo el escenario para poder acercarse cada vez más a ese momento de generación, donde el autor tenía en su mente la posibilidad de quebrar las reglas de la música y, si es posible, cambiar su sociedad.

Los límites de los diversos lenguajes y sus respectivas revoluciones son las obras que marcan nuestro desarrollo. Esto es para mi la emoción y la fuerza de la música. Bach, por ejemplo, marcó un quiebre con su “más allá” en la conducción de la voces hacia un infinito insuperable como nunca nadie antes habría podido imaginar, ni siquiera sus grandes ídolos, Vivaldi o Händel. A su vez, también está Vivaldi, quien llegó a una estética llena de fantasía e interpretación liberada a la magia e improvisación de sus ejecutantes tal vez nunca antes imaginada por Corelli. Así se suceden ideas, quiebres, sueños.

Mi interpretación a este fenómeno de genios de la humanidad es situarme y estudiar lo más posible sus vidas y sus expectativas. Así trato  de que mi interpretación sea directa, en el sentido de tratar de interponerme lo menos posible como ciudadano del siglo XXI,  sino que trato de situarme en la vida de cada siglo en un estado de situación propia de cada obra, además de como admirador de estos grandes compositores.

¿Cómo lograrlo con el piano moderno? La intuición se construye a partir del mismo estudio tanto del instrumento como de leer sus pensamientos, sus ensayos, sus escritos,  luego nuestra propia imaginación e intuición.


D.M. Leí que usted intenta hacer pensar a los que le escuchan. Obviamente eso ya lo hace el compositor cuando crea y hay unos límites a los que el intérprete debe adaptarse. No obstante, su tentativa es posible, pues alguien podría interpretar a algún compositor de un modo pésimo devaluando su composición y la visión de un buen pianista podría hacer lo contrario; esto es, podría hacer un juicio justo (no ha de ser un juicio único) de los compositores a los que interpreta. Me gustaría que nos explicara qué es lo primero que le llama la atención en una composición y qué pretende mostrar al público cuando la interpreta.

H.L. En primer lugar, espero brindarle al público en mis conciertos trazas culturales que les permitan una aproximación a diversos universos socio-culturales. Una obra es una síntesis cultural de diversas influencias, que hay que tratar de deshilvanar y comprender. No obstante, esto no debe significar seguir al pie estricto de la letra al compositor. También hay que estudiar para identificar el límite y su margen de libertad. Adaptarse estrictamente a las ideas del compositor no significa por ende estar ejecutando una obra de manera efectiva, ni para el público ni para el ejecutante. En mi experiencia, hay dos palabras claves en la interpretación, y son las que agregan la magia: el misterio y la intuición. El fenómeno de conmover, comunicar o conquistar a tu audiencia no dependen estrictamente del grado de “perfección”, sino de llegar a un punto de conexión con la música que se está interpretando. Aquí es donde radica el misterio. Se trata de descubrir dónde se haya tu punto máximo de conexión con esa obra. Allí radica el núcleo de la expresividad y la libertad que uno aporta a la obra a través de la interpretación.


D.M. Uno de los colaboradores más asiduos de esta revista me comentaba la impresión que le causaron sus interpretaciones. Así mismo, me transmitió su deseo de saber si es usted partidario de realizar reformas estructurales y morfológicas en el piano de cara al nuevo repertorio del siglo XXI.

H.L. Sí, por supuesto. Hay mucho por desarrollar en instrumentos de teclado, sus registros y sus pedalizaciones.

D.M. Por otra parte, nos gustaría conocer su opinión acerca de la Fenomenología de la Música. Comentábamos de Celibidache su convicción de que, en una obra, el principio y el fin coexisten. Querríamos saber qué opinión le merece la Fenomenología aplicada a la Música, es decir, hasta qué punto influyen en la interpretación en vivo -en su experiencia como pianista- variables como la denominada "presión vertical", el "factor público" y la propia orquesta, en íntimo diálogo con el solista.

H.L. Es total. El fenómeno “orgánico” de la música en un determinado espacio y momento no tiene parangón. Es lo irrepetible. Creo que se acerca al modo de funcionamiento del Cosmos como ninguna otra expresión artística. Allí nunca se repiten los movimientos de los planetas, están en constante desarrollo con respecto al universo.

D.M. Desde joven usted ha volcado su interés por los compositores contemporáneos. Me parece una opción loable y atrevida. Sin embargo, su repertorio no se ha cerrado a compositores barrocos, clásicos o románticos. Los grandes intérpretes tienen la suerte de, una vez entendida la partitura, el contexto histórico, etc., sentirla de un modo personal a través de ese“estilo” único que poseen. De este modo se produce una suerte de comprensión perfecta, acaso un ilapso, procedente de la unión de dos concepciones muy distintas: la del teórico y la del intérprete. ¿Siente usted esa sensación? ¿Es acaso esta comprensión la que le ha inclinado a usted a preferir a los compositores contemporáneos, al ver en ellos los últimos avances históricos, los últimos y recientes hilos de la red musical, en parte espejo que engloba la tradición anterior?

H.L. Hoy por hoy, tal como me refería antes, en mis interpretaciones suscribo a cierto marco, que implica la consideración de la propia imaginación, estilo, la propia comprensión del fenómeno musical. Por mi curiosidad, los “no-limites”, es decir, lo que viene después de esos límites, naturalmente me interesa también. Habiendo estudiado y trabajado con muchos compositores, puedo decir que cada uno tiene su técnica, su método, su fraseo, sus ideas, su estética, su filosofía, su manera de ver el mundo. Y esto es aplicable a todos. No hay escuela que encierre ningún tipo de genio. El genio en tanto compositor huye a cualquier dogmatismo. Quiere imponer su voz sobre el mundo y su propia mirada de éste.


D.M.Sé que admira a Alban Berg, a quien ha interpretado en numerosas ocasiones, como el mejor compositor de todos los tiempos. Explíquenos, ¿cuáles son las características –estéticas, musicales, filosóficas- que hacen que admire a Alban Berg por encima de otros compositores?

H.L. Alban Berg es lo máximo de la relación música y “mundo-en-el-que-vivimos-que-será-siempre-así”.

Vivió en el período entre guerras. Su música, pienso yo,  es el himno infinito de los seres humanos. Su última obra acabada, el concierto para violín, lo dice todo. Tiene la fuerza del dramatismo de la desilusión, la falta de esperanza y aún así, un espacio, su música otorga un momento en que uno entiende que hay una salida al desastre. Su música es de un inmortal, diríamos, como la de quien quisiera cambiar el mundo con una revolución pacífica. Sus obras son cada una un mundo entero, una fuerza sobrenatural. En ellas conviven toda la historia del mundo y su sociedad y todo su futuro.


D.M.
En la línea del arte contemporáneo, y puesto que está usted hábilmente informado de los más íntimos matices del entramado musical, me gustaría preguntarle, acaso teniendo en cuenta su calidad como musicólogo y no como pianista (si es que pueden separarse en usted ambas cosas), qué opinión le produce el arte músico-conceptual. Por ejemplo, la“composición” 4,33 de John Cage para piano. No dudo de cierto interés en ello como reflexión o idea sobre la música o el arte, pero, ¿querría llamarla música?

H.L. Es muy delicado. Hay otra cuestión fundamental: John Cage es un verdadero genio y, más allá de que uno, si va a un concierto de música, espera escuchar justamente música y no un silencio, es preciso entender el concepto rector del silencio y la capacidad de una situación de concierto, es decir, la capacidad de una manifestación artística, de dar cuenta de una situación social conflictiva. Es un compositor de posguerras (llegó a vivir las dos) y necesitaba esos minutos para mostrarle al mundo lo importante que es poder estar todos juntos, aproximadamente 1500 personas de un auditorio, sin agredirse, sin molestarse, sin pelearse, sin discutir, solo contemplando la PAZ.

D.M. En mayo se publicará su cuarto trabajo, por el cual contactamos con usted para esta entrevista. En él, el primero grabado en España, usted interpretará obras de compositores españoles, los conocidos por pertenecer a la “generación del 51”. En primer lugar, me gustaría agradecerle dicho trabajo, pues me parece una oportunidad única para escuchar algunas de sus composiciones de manos de alguien capacitado para entenderlas e interpretarlas de forma excelsa. ¿Qué le inclinó a realizar una interpretación de los compositores españoles de la generación del 51?

H.L. En primer lugar es una manera de agradecer a España  por estos últimos cuatro años que he estado viviendo aquí, donde he conocido y he trabajado con gente maravillosa. Yo ya había tenido oportunidad de apreciar toda su riquísima cultura gracias a mis abuelos, que son de origen asturiano y gallego. Ellos me han educado de alguna manera por el gran arte que se cultiva y se realiza en este país. Desde pequeño viví de alguna manera inmerso en ella, ya que mi abuelo, a pesar de haber vivido casi toda su vida en Buenos Aires, tiene una gran parte de su interés y curiosidad por sus orígenes que lógicamente están en España. Fue una experiencia sin igual para mi haber interpretado y trabajado junto a esta generación de compositores. Cada uno es sumamente personal, y la música es de un nivel altísimo.

D.M. Tomás Marco afirmó en una entrevista que “la generación del 51 vino a poner el reloj de España en hora” y es cierto que los compositores que encuadramos en esa generación suponen un cambio de perspectiva inconmensurable en este país. Un ejemplo claro de ello es el de Luis de Pablo, quien fundó ciclos de música contemporánea como “Tiempo y Música” o laboratorios musicales como el primero de electroacústica en España: ¿cuál es su opinión al respecto?

H.L. Justamente creo que cada creador de los que elegí tiene una voz muy personal y un espíritu muy inquieto e importantísimo para la cultura de este país. Así como Albeniz o Falla gozan del gran público, Luis de Pablo, Tomás Marco también deben ser creadores con los que la gente conviva frecuentemente, como parte capital de su cultura.

D.M. ¿Cuáles son los compositores de la generación del 51 que más le han impresionado –teniendo en cuenta no sólo sus composiciones pianísticas sino sus creaciones en general?

H.L. Bueno, en primer lugar conocí la obra de Joan Guinjoan a través del Maestro Josep Colom apenas llegue a Madrid. Recuerdo cuando en el estudio el Maestro interpretó un trozo de la obra Jondo. Inmediatamente me puse a estudiarla, ya que me habían impactado todos los recursos y timbres pianísticos tan nuevos para mí en esta obra. Fui adquiriendo varias de sus grabaciones, escritos y finalmente logré trabajar la música con el propio autor.
Enseguida fui interesándome por la creación de España en general, ya fuera clásica, folclórica, de todo tipo. Poco a poco fui descubriendo una pluralidad musical realmente maravillosa, de todas las épocas.

D.M. Entre todos ellos, ¿a cuales interpretará? ¿Interpretará obras para piano o también adaptaciones de otras de sus composiciones?

H.L. Para el CD, que se titula “Compositores Españoles de la Generación del 51”, he interpretado sólo obras para piano de los compositores, Luis de Pablo, Cristóbal Halffter, Antón García Abril, Tomás Marco y Joan Guinjoan.

D.M. Usted interpreta muy buenas composiciones de la generación del 51 y otras las deja fuera. ¿Qué criterio sigue normalmente para la selección de los temas que interpreta y cuál ha seguido en este caso para la grabación?

H.L. En primer lugar era una manera de establecer lazos a través de toda España. Son obras muy representativas de estos cinco compositores. Algunas de ellas no han sido grabadas y es la primera vez que se podrán adquirir en un CD. Abarcan muy distintas épocas de cada uno de estos compositores, pero sobre todo quise plasmar la pluralidad creadora que existe.
Tanto la obra de Antón García Abril como la de Luis de Pablo nunca antes fueron grabadas. La obra “Cadencia” de Cristóbal Halffter es muy representativa de su estilo, la “Sonata de Vesperia” de Tomás Marco es una de sus obras colosales y “Au revoir Barocco” de Guinjoan es una obra que considera su “non plus ultra pianístico”, realmente es de una complejidad brillante tanto tímbrica como polifónica! Este ha sido sólo el comienzo; espero interpretar gran parte de la música de esta generación y todas las posibles durante mi vida. 

D.M. Durante este año usted ha dado conciertos por España. Tengo entendido que ya no podremos verle hasta finales de año, cuando interpretará obras de Stockhausen, Guinjoan... Y supongo que algo de la generación del 51. Le pido que nos ilustre al respecto para que podamos ir a verle, queda prometido que lo haremos, cuanto antes.

H.L. Mis conciertos en España serán los siguientes: el 12 de septiembre en el Festival de Alicante en homenaje a Stockhausen; el 3 de octubre en el Teatro Monumental interpretaré el concierto No. 1 de Tchaicovsky, bajo la dirección del Mtro. Adrian Leaper  junto a la Orquesta Sinfónica de RTVE; el 29 de octubre realizaré un recital monográfico sobre la obra del maestro Joan Guinjoan en el III Festival de Música Contemporánea de Barcelona, organizado por Musicadhoy,  y el 29 de enero de 2009 haré un recital en el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de  Arte Reina Sofía, organizado por el Centro de Difusión de la Música Contemporánea con obras de la nueva generación de compositores. Incluiré obras de los jóvenes españoles Alberto Posadas y Alberto Bernal, de Fabián Panisello, quien es compatriota mío, Xiaogang Ye, Thomas Ades y Herbert Willi.

D.M. Finalmente quería darle de nuevo las gracias, Sr. Horacio Lavandera, por habernos concedido esta entrevista, después de lo cual los lectores quedarán sin duda tan agradecidos como yo. Así mismo, le invito a contactar con la revista tantas veces como sea necesario y para aquello que crea conveniente. Por mi parte, estaré encantado de ayudarle en lo que pueda. Si quiere añadir algo más...

H.L. Muchísimas gracias por su amabilidad y la entrevista. El placer ha sido mío.

***

 

 


Escrito por Daniel Martín Sáez
Desde Murcia (España)
Fecha de publicación: Julio del 2008.
Artículo que vió la luz en la revista nº 0008 de Sinfonía Virtual

 

 

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