Orquesta de Filadelfia. Director Maestro Rossen Milanov. Obras de Ludwig van Beethoven (1770-1827). Verizon Hall. Kimmel Center. Filadelfia. Estados Unidos de Norte America. Jueves 21 de junio de 2007.
En el elegante lugar que se llama Kimmel Center for the Performing Arts, esta la estupenda Verizon Hall de muy buena acústica, inaugurada a fines de 2001 merced a la contribución de la poderosa empresa de comunicaciones y el aporte de no pocos patrocinadores de esa hermosa ciudad que es Filadelfia. Allí, la orquesta que hicieron famosa Leopoldo Stokowski entre 1912 y 1941 o Eugene Ormandy entre 1936 y 1980, a los que se agregan otros nombres de rutilantes batutas se desarrollo un programa realmente novedoso, al menos para mi pues en cuarenta anos de escribir sobre música, es primera vez que escucho algo semejante.
Nueve movimientos de otras tantas sinfonías del genial Ludwig van Beethoven que sirvieron no solo para el disfrute de los beethovenianos sino también de aquellos que no lo son. Pero la cosa no termina allí. Si entre los oyentes hubo personas que no sabían nada sobre el autor de las obras, con este programa y las didácticas explicaciones dadas por el director Milanov, hoy tienen un acabado conocimiento no solo de la música bethoveniana sino de la íntima personalidad del compositor.
La elección de los movimientos solo puede hacerse de la forma en que se hizo, por alguien que conoce profundamente el mensaje sinfónico de Beethoven y Milanov, sin duda, domina su lenguaje, sus formas, sus estructuras, su sutiles progresos desde el clasicismo de sus primeras sinfonías, pasando por el abierto romanticismo de la quinta, la descriptiva sexta (pastoral), el enorme humanismo de la séptima hasta llegar a ese portento musical que fue y es la novena.
El maestro Rossen Milanov, nacido en Bulgaria, actualmente Conductor Asociado de la orquesta se animo ante una comprometida empresa. Mostrar en un solo concierto, con un grupo de instrumentistas liderados por la segunda Concertmaster Juliette Kang, la evolución del pensamiento sinfónico de Beethoven y lo consiguió largamente. La idea era atrevida pero ello no fue obstáculo para alcanzar lo buscado. Obtuvo colores sutiles, con refinamiento, medidos volúmenes sonoros y una enorme expresividad. Su gestualidad es nerviosa pero precisa. Marca \"before beat\" con un intervalo de relojería, siempre el mismo, sin cambios, de modo que el músico sabe bien a que atenerse. Es respetuoso de la tradición centro europea, sobre todo la alemana dejándome una excelente impresión.
La orquesta tiene un alto nivel. Su fuerte es la cuerda, sin duda. Se trata de un grupo de recursos infinitos, poderoso, disciplinado, flexible, con un empaste verdaderamente ejemplar, compacto y equilibrado en todas sus partes, desde la sección aguda de los primeros violines hasta la grave de sus contrabajos. Es casi académica, en su tradicional formación, hecho que seguramente brinda placer a quien tiene la batuta. La madera es muy buena, afinada y segura y los metales, mas allá de alguna breve y casi imperceptible desprolijidad configuran un organismo del cual los "phillys" pueden sentirse orgullosos.
Hubieron momentos sublimes como el "scherzo" de la tercera, el final del primer movimiento de la quinta, el delicado inicio de la sexta, el "allegretto" de la séptima y el majestuoso final del primer movimiento de la novena. Otra noche para el recuerdo de quien escribe estas líneas y de quienes tuvieron la fortuna de apreciarla personalmente.
Debo agradecer la invitación de la directora de RR.PP. Katherine Blodgett que hasta tuvo la gentileza de obsequiarme el ultimo CD de la orquesta con la irreprochable versión de la Sinfonía nº 4 de Chaicovsqui, esta vez con su director titular el Maestro Christoph Eschenbach.
Escrito por José Mario Carrer
Desde Argentina
Fecha de publicación: Octubre de 2007
Artículo que vió la luz en la revista nº 5 de Sinfonía Virtual.
ISSN 1886-9505
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