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El minimalismo musical y sus significados culturales

Itamar Moreno Pérez
Licenciada en Historia del Arte y Musicología



(Nº 29, Verano, 2015)


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A VUELAPLUMA


RESUMEN
El término minimalismo y su concepto ha suscitado gran debate en los círculos artísticos a lo largo de las décadas, desde sus comienzos hasta nuestros días; generando multiplicidad de significados culturales en torno a él. Éste término centrado en el plano musical, ha ido creando determinadas “problemáticas”, ampliándose y traspasando sus fronteras conceptuales para crear cierta controversia en relación a otras artes. Es por ello que en el presente artículo se pretende dar a conocer estas problemáticas surgidas en torno al concepto, abriendo posibles reflexiones así como distintos ámbitos de análisis para futuras investigaciones en la materia.

PALABRAS CLAVE: minimalismo, vanguardia, historiografía, Michael Nyman, significados culturales.

ABSTRACT
The minimalism word and its concept has sparked a broad discussion in artistic circles over the decades, from its beginning to the present; generating multiple cultural meanings around it. This word focused on the musical scope, it has created specific "problematic", expanding and transferring its conceptual boundaries to creating some controversy regarding to other arts. That is why in this article is intended to releasing these issues arose around the concept, opening possible reflections and different scope analysis for future research in this topic.

KEYWORD: minimalism, avant-garde, historiography, Michael Nyman, cultural meanings.

Fecha de recepción: 12/06/15
Fecha de publicacion: 18/08/15


En el presente ensayo se pretende plantear una visión que analice el concepto de minimalismo musical asociado a la música de vanguardia y plantear sus relaciones y distinciones a través de los múltiples significados culturales que se han visto implicados en la asimilación del concepto. Nuestro punto de partida se encuentra en la bibliografía que trata dicha corriente musical, sus perspectivas de análisis, autores y tendencias, así como también los espacios de representación en los que el minimalismo opera, pero sobre todo nos centraremos en algunos aspectos concretos, dado que tal estudio requeriría un trabajo más amplio que no es posible abarcar en un solo artículo.

        La cuestión que se presenta está centrada en la aplicación del concepto de minimalismo musical con respecto a algunos compositores como Michael Nyman y algunas tendencias que, por razones que intentaré dilucidar en el presente ensayo, han acuñado dicha etiqueta.

        El término minimalismo y su concepto ha suscitado gran debate en los círculos artísticos a lo largo de las décadas, desde sus comienzos hasta nuestros días, generando multitud de significados culturales en torno a él. Desde mi punto de vista, este término ha ido creando en el ámbito musical determinadas “problemáticas”, ampliándose y traspasando sus fronteras conceptuales para crear cierta controversia en relación a otras artes.

        Definir el concepto de minimalismo musical entraña dificultades ya no sólo por el concepto en sí, sino por la diversidad de “minimalismos” que  tienen lugar dentro de él, y que operan, convergen y performan de manera distinta a partir de  distintos significados culturales. En el caso concreto de Michael Nyman, él mismo se ha definido como minimalista, pero esto no ha evitado que en numerosas ocasiones sea encasillado dentro de otros géneros musicales de difícil clasificación, como el New Age.

        El caso de Nyman puede ser un ejemplo de cómo una corriente musical traspasa los círculos de difusión habituales (temporadas, ciclos de concierto, monográficos, etc.) y llega a los medios de comunicación de masas, como puede ser el cine o la publicidad, con una recepción mucho más amplia. Así pues, estamos aquí ante un ejemplo de significados culturales inferidos a través no de la música en sí misma como cabría esperar, sino de toda una serie de manifestaciones que lo rodean, lo modifican y lo convierten, en definitiva, en un producto cultural que se consume “a través de” y no “desde” sí mismo. En mi opinión, esta podría ser la diferencia fundamental con la música de vanguardia, que mantuvo –en general- su espacio y cierto “estatus” de recepción dentro las “minorías selectas”, a excepción de algunos autores que han logrado traspasar estas “fronteras” en el cine como Ligeti y Kubrick (2001: Una Odisea en el espacio).

        En segundo lugar, el hecho de que la historiografía musical (pensemos en manuales como los de Dibelius* o Grout y Palisca**) lo haya vinculado siempre o casi siempre a la vanguardia***, ha generado toda una serie de discursos que, en la práctica, no han llegado a ser del todo aceptados en los círculos de los músicos prácticos. Desentrañar el motivo de este hecho puede ser relativamente complejo, pero quizás aproximarnos a él desde una perspectiva cultural y social nos permita explicar y entender mejor los significados que rodean a esta corriente, siendo conscientes de sus límites y dificultades.

        Por otro lado, el hecho de que el minimalismo comparta espacios de representación con la vanguardia quizás haya tenido mucho que ver con su recepción y su significado. Al mismo tiempo, en algunos ciclos de conciertos también aparece asociado a su homónimo pictórico, así como en distintas conferencias, congresos y seminarios sobre arte y música contemporáneos, lo que conlleva una serie de implicaciones formales y específicas asociadas a una tendencia artística no siempre fácil de clasificar. Espacios con propuestas totalmente contemporáneas, como La Casa Encendida de Madrid y otros centros culturales, atraen lógicamente a un público asiduo que espera que las propuestas se ajusten a las convenciones que, de manera habitual, se presentan en este tipo de espacios.

        La trascendencia y amplitud que ha tenido el término, traspasando incluso las fronteras del arte (cocina minimalista, decoración minimalista, etc.) ha provocado que sea acogido y adoptado con tal naturalidad que, en numerosas ocasiones, roza la confusión y pasa a formar parte de un totum revolutum con múltiples significados a modo de pastiche posmoderno en el que diversas tendencias confluyen, pero no terminan de funcionar dentro del discurso global contemporáneo, como sí sucede con otras corrientes. El hecho de que una corriente como el minimalismo haya quedado fuera de éste y en muchas ocasiones haya sido relegada a un segundo plano, e incluso marginada por los propios músicos de vanguardia y por la historiografía, puede tener su origen precisamente en los entornos culturales y artísticos en los que el minimalismo opera.

        Otro motivo por el que –bajo mi punto de vista- la música minimalista ha tenido este “papel secundario” dentro de la vanguardia puede deberse a la falta de compromiso ideológico claro desde un principio, aspecto en el que la vanguardia resulta sumamente rompedora y reivindicativa. Su discurso centrado en esa vuelta a la tonalidad (aunque también habría que matizar que no todo el minimalismo es tonal) despojada de todo lo supérfluo, genera, en consecuencia, un retorno al pasado, entendido como reclamo de una esencia; esa esencia “pura”, límpida y depurada con la que los vanguardistas precisamente quieren romper.

        La cuestión del retorno histórico podría funcionar como una reivindicación en sí misma, pero no encajaría dentro de los parámetros de modernidad generados en el contexto musical contemporáneo, donde se debería reconocer (si siguiéramos una lectura de tradición historiográfica), una ruptura más o menos clara con el pasado. El “problema” que se genera entonces es que, según esta lectura, se esperaría que el minimalismo continuara esa estela rupturista con el pasado y, sin embargo, actúa de manera totalmente contraria a lo que se espera, proclamando una especie de retorno de la “memoria cultural”. Esto es, en parte, lo que explicaría que se quedara fuera del discurso que la vanguardia defiende.

        Con el aspecto anterior también tiene relación el hecho de que el minimalismo no haya sido visto como una corriente fuertemente “rompedora” en el sentido en que la historiografía musical contemporánea considera las vanguardias. Por tanto, la falta de una implicación clara por parte de los propios compositores, le ha dotado de una serie de requisitos para convertirse en blanco perfecto para el encasillamiento y la manipulación mediática. La obsesión por poner “etiquetas” (propiciada por esa tradición historiográfica), quizás sea el argumento que explica por qué determinados tipos de música como el minimalismo no admiten “etiquetas” válidas para clasificarlos.


CONCLUSIONES:

Pero entonces, ¿por qué el minimalismo musical continúa encasillado dentro del discurso vanguardista? En mi opinión, es una cuestión tanto historiográfica como contextual. La linealidad en la forma de contar la historia ha provocado que, en cierta medida, determinadas corrientes artísticas que surgen de manera simultánea, permiten al historiador establecer nexos de unión fácilmente vinculables entre sí bajo la etiqueta de –istmos que funcionan en un eje temporal diacrónico, pero no siempre estilística o estéticamente, como sucede con el minimalismo. Éste queda así situado en un estadio “cómodo” que no presenta a priori “problemas” en su justificación, pues nace en conjunto con otras corrientes, que aunque tengan poco que ver las unas con las otras, se retroalimentan a partir de discursos polarizados de lo que plantean o no cada uno.

        Cabría preguntarse si en lugar de surgir en un contexto de vanguardia, el minimalismo hubiera tenido lugar de manera aislada sin vincularse con otras corrientes; ¿éste hubiera tenido la misma recepción, aceptación o incluso difusión? Quizás parte de estos significados culturales y sociales que hemos mencionado han sido provocados precisamente por el momento y el contexto en el que apareció el minimalismo. En un momento en el que la diversidad de estilos y corrientes de lo que conocemos como “música vanguardista” parecía haberse agotado, llevándose al extremo, aparece el minimalismo como una especie de “soplo de aire fresco” para aquél público que anhelaba una música que tuviera aquella “esencia” del pasado pero sin olvidar el presente.

        Para concluir, podría decirse que el minimalismo contenía en sí mismo la semilla de su propia “marginación” de las corrientes musicales contemporáneas, y con él, la deconstrucción de toda una serie de significados culturales asociados a la música de vanguardia, a pesar de que músicos como Nyman sigan sintiéndose y considerándose a sí mismos como minimalistas.

        No obstante, pienso que deben ser las instituciones y quizás la propia naturaleza de la música la que por sí misma asiente el concepto y lo termine situando en un estadio en que tanto el público como los propios compositores se encuentren cómodos. Tampoco podemos obviar el trasfondo económico con el que surgen muchas de estas iniciativas y eventos culturales, al margen de la difusión de la música contemporánea, resultando ser mucho más rentable presentar la propuesta minimalista dentro de un discurso vanguardista, que de manera independiente. Por ello considero que los promotores culturales de este tipo de eventos son los que deben plantearse la idoneidad o no de esta inclusión, profundizando y estudiando de manera más pormenorizada su recepción, promoviendo y analizando sus modelos de difusión para optimizar por igual sus recursos económicos y los productos culturales que ofrecen.

 

Bibliografía:

AA.VV. (2006) Michael Nyman. Música experimental: de Johan Cage en adelante, Documenta Universitaria, Girona.

AA.VV. (2003) The cultural study of music: a critical introduction. Routledge.

DÍAZ SOTO, D. “Minimalismo: A vueltas con el concepto de un(as) arte(s). Reflexiones en torno a un ciclo. ¿Los límites de la composición?”, Bajo palabra, Revista de filosofía, no. 3. Madrid (2008), p. 109-124.

DIBELIUS, U. (2004) La música contemporánea a partir de 1945, Akal, Tres Cantos (Madrid).

EAGLETON, T. (2001) La idea de cultura: una mirada política sobre los conflictos culturales, Paidós Ibérica, Barcelona.

FULCHER, J. (2011) New cultural history of music, Oxford University Press, New York.

GROSSBERG, L. (2010) Estudios culturales. Teoría, política y práctica. Letra Capital, Valencia, pp. 277-289.

GROUT, J.D. y PALISCA, C.V. (2004) Historia de la música occidental, Alianza Editorial, Madrid.

GONZÁLEZ LAPUENTE, A. (2012) Historia de la Música en España e Hispanoamérica. Vol. 7, La Música en España en el siglo XX, Fondo de Cultura Económica, Madrid.


   Notas:

* DIBELIUS, U. (2004) La música contemporánea a partir de 1945, Akal, Tres Cantos (Madrid).

** GROUT, J.D. y PALISCA, C.V. (2004) Historia de la música occidental. Alianza Editorial, Madrid

*** Se habla de música de vanguardia musical para referirse al conjunto de corrientes o tendencias musicales surgidas al término de la II Guerra Mundial (1945), en respuesta a las propuestas anteriores, aunque en la mayoría de los casos se trata de una evolución de las mismas. Surgen tendencias más rupturistas con el pasado, mientras que otras están más cercanas a la tradición. Todas ellas tienen en común que constituyen alguna novedad frente al lenguaje tonal que se venía empleando desde el Barroco. Así, aparecen propuestas muy diferentes entre sí, con presupuestos complejos y controvertidos, utilizando elementos como el ruido, el sentido del humor, el azar, la improvisación, el teatro, el absurdo, el ridículo o la sorpresa. Dentro de ella, se enmarcarían corrientes como: la música aleatoria, electrónica, concreta, textural, minimalista, repetitiva, etc. A partir de 1975 tiene lugar otra eclosión de propuestas, muchas de ellas emparentadas con las anteriores; en la que surgen los –neo- y los -pos-, donde se encuadran tendencias como: el poliestilismo, el conceptualismo, el posminimalismo, la música electrónica, en neorromanticismo, el espectralismo, el neotonalismo, etc. Un debate que suscita el término precisamente es si dicha acepción se debería aplicar a la música de cualquier estilo surgida en este período, o si se aplicaría exclusivamente a los compositores de música de vanguardia.

 


Escrito por Itamar Moreno Pérez
Desde España
Fecha de publicación: Verano de 2015
Artículo que vió la luz en la edición nº 29 de Sinfonía Virtual
www.sinfoniavirtual.com
ISSN 1886-9505



 

 

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